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Ana Piquer: Una crítica mirada a la discriminación en Chile tras el caso Zamudio

La directora ejecutiva de Amnistía Chile cree que la muerte del joven gay escandalizó por su brutalidad, pero no necesariamente refleja que los chilenos tengan internalizada una cultura de la no discriminación.

19 de Abril de 2012 | 08:12 | Por María José Errázuriz L.
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Michael Navarro

Las cifras son gráficas: una encuesta de Genera señala que el 96% de los chilenos cree que somos un país discriminador. Una de Gemines señala que el 70% de los chilenos mira en menos a los inmigrantes latinoamericanos y una de Chile 21 afirma que el 94% de los homosexuales son discriminados.


Esas son las cifras, pero los hechos son más categóricos. Tras un mes de agonía, a comienzos de abril falleció el joven gay Daniel Zamudio, luego de recibir una brutal golpiza en el centro de Santiago.


El caso conmocionó, pero la directora ejecutiva de Amnistía Chile, la abogada Ana Piquer reconoce cierto temor de que la reacción masiva de rechazo a este asesinato tenga más una base en la crueldad del mismo que en un rechazo a la discriminación per se.


La funcionaria afirma que Chile efectivamente es un país bastante discriminador, a niveles similares que otros países de Latinoamérica y en categorías también parecidas, o sea, discriminación contra las mujeres, pueblos indígenas, migrantes y homosexuales.


“Esto se ha mantenido más o menos similar y esa es una de las cosas preocupantes y revela hasta dónde podemos ser maltratadores de quienes son diferentes”, comenta.

-¿Son los anteriores los grupos más vulnerados hoy?
“Son los ejemplos más importantes”.

-¿Y el pobre?
“Es que ahí está el punto; es imposible hacer una categorización sin dejar ninguna afuera, porque algunas se hacen más visibles, pero también tenemos una mezcla. Es decir, una mujer pobre de origen indígena, probablemente sufra una discriminación multiplicada por tres y esto perpetúa, entre otros, la situación de pobreza. De hecho, la pobreza está asociada a la falta de acceso a ciertos derechos básicos”.

-¿La discriminación es posible de erradicar? No creo que haya países donde no exista.
“Probablemente eso sea cierto, y pasa por cambios culturales más profundos ya que esto tiene que ver con el reconocer al otro como alguien válido, tal vez diferente a mí, pero igual en cuanto a sus derechos y posibilidades.
“Esto no quita que el tener tratados de derechos humanos que protejan a la gente de la discriminación o legislación antidiscriminación sea necesario e importante, porque parte de ese cambio cultural pasa por que haya señales claras de que esto es algo malo y que tiene repercusiones”.

-¿Hay algunos factores que determinen que en países menos desarrollados como Chile, la discriminación persista? Léase nacionalismo o clasismo.
“El tema de la discriminación no es un tema sólo de sociedades menos modernas. Es bastante transversal, aunque es cierto que en otros países, en algunas cosas, se ha podido avanzar un poco más. Hay un tema cultural y casi todos los países tienen una historia que los hace tener una actitud discriminatoria respecto de determinados grupos, como los migrantes o las mujeres. Los países más desarrollados no están libres de discriminación”.

-Bueno, en ellos se ha acentuado la discriminación por una cuestión de raza.
“Exactamente. En Europa el tema de las migraciones es algo muy fuerte; en algunas zonas la población romaní (gitanos) tiene serios problemas y no sólo los musulmanes”.

-Se dice que el tema de la discriminación es un problema de prejuicios, ¿pero pareciera que el trasfondo real es el temor?
“Estoy de acuerdo con ello, el prejuicio está alimentado por ese temor a lo desconocido, a la diversidad, a lo diferente. Esto tiene muchas expresiones concretas como el temor a que haya menos trabajo para los chilenos.
“Ese temor nos confirma que es algo cultural, porque muchas veces pasa que quienes tienen prejuicios contra los homosexuales, después de enterarse que su primo más cercano se revela gay, han cambiado de opinión. O sea, es una cuestión de desconocimiento y si fuéramos más abiertos podríamos aceptar más la diversidad en las personas”.

-¿Tenemos hoy instituciones en Chile que estén reforzando esta conducta? ¿Los medios de comunicación ayudan?
“Lo que pasa con los medios de comunicación es dual. Hay ocasiones en que ayudan a denunciar situaciones que permite eliminar prejuicios, pero muchas otras veces, se trabaja de manera súper sesgada con algunas categorías. La manera en que se presentan noticias de mujeres, mapuches o migrantes no ayuda. Por ejemplo, si se detiene a un ladrón, se destaca que era peruano, cuando ese no es un dato relevante. A veces esto es muy sutil y quizás los directivos de los medios no se dan cuenta”.

-¿Crees que la Iglesia Católica ha ayudado a perpetuar esa discriminación?
“Creo que en algunos aspectos sí; en el tema de la diversidad sexual, la posición de la Iglesia no ha aportado. Entiendo de dónde viene eso, de muchos temores e incluso se ha usado el argumento en contrario de que se está discriminando a los católicos por opinar distinto. Pero no eso, ellos pueden opinar lo que quieran, pero sostener que hay ciertas categorías que están mal en sí mismas y que deben ser corregidas, como los homosexuales, dejan ver un discurso muy delicado que no se ajusta a una mirada amplia de los derechos humanos. No quiero criticar a la Iglesia, no se trata de demonizar a nadie”.

-Veamos la muerte de Daniel Zamudio. ¿Es tan efectiva la preocupación de los chilenos por la discriminación o lo que se dio fue una reacción visceral frente a la brutalidad del asesinato?
“Creo que la brutalidad de su muerte fue lo que hizo que la comunidad reaccionara, incluso hizo que el Gobierno le pusiera urgencia a una ley que llevaba 7 años en el Congreso. “Quiero creer que también hay una reacción contra la discriminación, pero no me queda claro, no me es evidente. La reacción es más porque fue un joven asesinado de forma brutal. Quizás lo importante es que esa reacción de escándalo no se vea teñida por el hecho de que él fuera gay”.

-Hay un doble discurso en esta materia; los mismos que estaban velando a Zamudio gritaron consignas antisemitas contra un ministro. ¿Tenemos ese doble estándar?
“Vuelvo a lo anterior. Es distinto reaccionar cuando algo te escandaliza que tener realmente internalizado una cultura de la no discriminación. Es un paso más allá. Una cosa es reaccionar desde la experiencia personal; uno no quiere ser discriminado, pero eso no significa que no discrimine a los otros. La cultura de no discriminación requiere el aceptar al otro genuinamente como alguien diferente de ti, pero con iguales derechos para ser lo que es. Y esto no va cambiar por ley, pero es una señal”.

-¿Cómo te explicas los casos referidos a la nanas? No usar la piscina, no caminar por el condominio.
“Tiene que ver con ese mirar al otro en menos como si fuéramos de mundos paralelos. Las nanas son mujeres, de escasos recursos, que muchas veces no tienen el empoderamiento para poder reclamar lo que están sufriendo, con lo que se perpetúa la discriminación. Dudo mucho que sean casos aislados, son sólo los que se han visibilizado, pero es parte de no vivir en una cultura donde todos los seres humanos tengan igualdad de derechos”.

-Hay preocupación por la presencia de grupos nazis. ¿No resulta retrógrado viendo lo que esta ideología significó para el mundo?
“A mí nunca deja de sorprenderme, la verdad, que existan personas dispuestas a llevar adelante ese tipo de principios que van contra la sociedad. La base esencial de los derechos humanos es la no discriminación. Todos los demás derechos no sirven de nada, o sirven mucho menos, si no hay una igualdad en el acceso a todos esos derechos. Esto va contra la estructura que se quiso dar el mundo al tener una Declaración Universal de Derechos Humanos, un sistema internacional que los proteja”.

-El tema de los migrantes es singular en Chile. ¿Por qué discriminamos al peruano o boliviano y no al argentino o español?
“Es una buena pregunta, no tengo claro que hay detrás. Puede ser algo histórico que hace que generemos temores frente a estos pueblos; es claro que esta conducta es con ciertos grupos de migrantes donde se esté expresando un racismo tan básico como el color de la piel. Los afrodescendientes han expresado también su maltrato.
“Esto es raro y es súper peligroso, porque la forma más extrema de discriminación –y lo vimos con Daniel Zamudio- es la violencia. No es algo que pase de un insulto o problemas para encontrar trabajo, sino que puede derivar en algo grave, o sea, puede terminar en pérdidas de vidas humanas y eso es peligroso”.

-¿Has vistos avances o retrocesos en Chile?
“Creo que ha habido de todo. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, podemos decir que tuvimos una mujer en la Presidencia lo que cambiará la visión de las niñas...”

-Sí, pero a dos años de eso, se confirma el refrán de que una golondrina no hace verano.
“Exactamente. Los datos de violencia intrafamiliar contra las mujeres no están bajando de manera clara. En el caso de los homosexuales, uno ve que algunos tienen mayor visibilidad; la realidad es que es un poco más fácil que ciertas personas se reconozcan gays, pero la mayoría de ellos lo pasan muy mal. No se puede decir abiertamente en cualquier parte, en cualquier trabajo que se es gay. O sea, hay ciertos, pero son muy menores y excepcionales, muy de niño símbolo... queda mucho trabajo por hacer”.


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