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Yasna Jelincic: “El techo de la educación es el techo de los profesores”

Directora de un colegio vulnerable, en cuatro años ha logrado resultados increíbles. Su experiencia es un excelente ejemplo de que la motivación y liderazgo de equipos docentes es fundamental en los procesos de aprendizaje de los niños aunque no cambie la realidad de escasos recursos.

02 de Agosto de 2012 | 08:23 | Por María José Errázuriz L.
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Es un motor de entusiasmo y desafíos. Por eso no es de extrañar que sea parte de la campaña Elige Educar que motiva a los jóvenes a impulsar cambios reales y concretos en las escuelas vulnerables de Chile.


Ella lo ha logrado. En 2008 arribó al colegio subvencionado “Niño Levántate” de Peñalolén luego de que la Fundación Oportunidad para Transformar Educando, OPTE, se hiciera responsable de él. Las cosas estaban mal, demasiado mal: el Simce de 2006 los colocó en los últimos lugares de la tabla a nivel nacional, los estudiantes estaban en el patio en vez de en clases, los profesores absolutamente desmoralizados, los horarios no calzaban, algunos niños en sexto básico no sabían leer, otros, desertaban.


Yasna Jelincic (30) se propuso ordenar la casa y un año después se convenció de que debía hacerse cargo de la dirección para sacar adelante el establecimiento que pasó a llamarse “Puelmapu” (‘sol naciente’ en mapudungún).


Hoy las cosas son muy distintas. Si un niño deserta, van a su casa, le dejan mensajes hasta que consiguen que regrese. Los profesores están motivados, participando de talleres de capacitación y evaluaciones; y en el Simce ya han subido más de 100 puntos en lenguaje y 70 en matemáticas.


Casada, con dos hijas (la última de escasas dos semanas), nunca se imaginó que iba andar por estos derroteros. Quería estudiar pedagogía, eso lo tenía claro al ver a su madre profesora, pero su cuento iba por hacer clases. En el camino se convenció de que el cambio debía hacerlo desde adentro.


“Trabajé en un colegio (el Dunalastair), pero me di cuenta que ahí no estaba generando ningún impacto que era lo que me motivaba. Eso me llevó a buscar otros horizontes y así llegué a la fundación”, explica.

-Estás iniciando el post natal de 6 meses, ¿te da temor dejar el colegio tanto tiempo?
“Esta vez no tanto como la primera vez, porque en ésta queda una persona que trabaja conmigo en mi reemplazo. Ella conoce el sistema de trabajo, los programas que se están implementando, entonces no es tan caótico. La primera vez sí lo fue, pero no resultó.
“Sé que voy a llegar y la casa va a estar relativamente ordenada”.

-¿Cuando asumiste la dirección del colegio, veías el proyecto motivante o paralizador?
“La sensación de paralización la tuve el 2008, una época en que alcancé a hacer el diagnóstico; analicé el contexto de la escuela y las posibilidades de sacarlo adelante y al darme cuenta de la situación caótica en la que estaba, entré en crisis porque veía imposible remontar la situación. El 2009 tuve tiempo para reflexionar sobre hacerme cargo del colegio y la comuniqué a OPTE porque creía que era lo mejor. Ahí la sensación fue de esperanza, de entrega y esfuerzo y con expectativas de que el proyecto iba a salir adelante”.

-¿Tu experiencia y este colegio son un buen ejemplo de que las cosas pueden cambiar?
“Totalmente. Esto es reflejo del trabajo en equipo que se puede hacer en un colegio; se necesita no sólo la labor de un director con los pies bien puestos, sino que un equipo de profesores comprometido con los niños y su aprendizaje. El colegio, hasta el día de hoy, no tiene gran infraestructura ni materiales, subsiste por el aporte del Estado, no hay mucho aporte de privados, pero así y todo hemos salido adelante, hemos subido no sólo los puntajes Simce, sino que la asistencia, que es un dato que pocos ven”.

-¿Crees que parte del problema que se vive es que quienes estudian pedagogía no tienen real vocación?
“Creo que es una mezcla entre vocación y preparación. Las mallas de pedagogía no han sido sometidas a un análisis crítico sobre lo que se espera de un buen estudiante de pedagogía; una de las falencias es que tienen escasa relación con la realidad. Con la Beca Profesor y lo expuestos que están, creo que no hay nadie que se meta a estudiar la carrera sin saber lo que le va a tocar”.

-¿En qué momento pasaron a estar tan mal las cosas? Horarios que no calzan, algo que es básico, alumnos en los patios.
“Insisto, todo tiene que ver con los equipos humanos, las expectativas que tienen los profesores con los alumnos y viceversa. Cuando se trabaja en un ambiente escaso de motivación, sin proyección alguna, sin metas, sin coordinación, nada va a funcionar. Por muy bajo que puedan ser los sueldos de los profesores, si no hay alguien que los motive, les diga ‘este es nuestro norte’, es imposible que el proyecto funcione.
“Nuestro éxito pasa por la calidad humana de nuestra gente, desde el portero hasta el sostenedor estamos involucrados”.

-También cambió la aplicación de la disciplina, se relajó y los alumnos insultan a los profesores o viceversa.
“Los niños hoy están más expuestos a factores externos que antes no existían como redes sociales. Se enfrentan al mundo de manera más prematura, delinquen desde pequeños y mucho pasa por el contexto familiar en el que se encuentran, que los marca desde niños. El nivel de pobreza y delincuencia en algunos sectores es mucho más extremo y eso puede hacer que los niños tengan las agallas para decir cosas que antes eran impensadas, de exigir. Nosotros no manejamos grandes problemas de disciplina porque tenemos normas claras y están muy bien establecidas y los profesores han construido una relación con sus alumnos basada en logros y transparencia”.

-¿Los padres desaparecieron de la esfera del colegio?
“Totalmente, ese es el mayor problema que nos topamos; tenemos que remar solos y eso deriva en los otros problemas. El 2008 teníamos una asistencia del 20% total de apoderados y cuando hicimos un diagnóstico –en agosto- ni siquiera sabían el nombre del colegio, menos el de la profesora. Esta es la parte más débil y por muchos esfuerzos que hemos realizado es muy difícil acarrearlos y comprometerlos con el proyecto de la escuela”.

-Con tu experiencia, ¿dónde se debe poner el énfasis? ¿Siguen siendo los profesores el gran tema?
“Sí, hay miles de estudios que dicen que el techo de la educación es el techo de los profesores. Mientras más capacitados estén, mejor será la educación de los niños. En los países desarrollados se escogen a los mejores alumnos de cada generación para que ingresen a estudiar pedagogía y son sometidos a un proceso intenso de selección”.

-Una de las cosas que hiciste fue aplicar un plan de capacitación y evaluación de profesores. Existe un programa de Evaluación Docente, ¿qué opinión tienes de él?
“La Evaluación Docente es obligatoria para los colegios municipales no para los particulares subvencionadas que es optativa, por lo que hay un gran número de profesores que no participa de ella. No quiero ponerla en juego porque creo que es lo que tenemos y creo que hay aplaudirla. Me pasa lo mismo con el Simce, hay cosas en las que no concuerdo con la prueba pero es lo que existe y hay que saber convivir con ella y sacarle el mayor provecho.
“Es verdad que hay una baja aceptación de los docentes de someterse a evaluaciones, porque lo ven como una amenaza. Nosotros en el colegio lo impusimos, pero de manera conversada, por etapa, para que los profesores no se vieran presionados a que eso iba a poner en riesgo sus trabajos o perjudicar. Evaluación era sinónimo de capacitación y hoy ellos se capacitan entre ellos con un programa de tutoría”.

-Por años la queja ha sido la falta de recursos, bajos sueldos y otros. ¿La falta de recursos es determinante?
“Lo es aunque es verdad que yo he podido hacer cosas con el mismo presupuesto. A lo mejor no hay tantas Yasna Jelincic motivabas sin un buen salario. Tener buenos salarios iniciales es determinante y por eso creo que la plata que se gasta en educación debe ser mayor.
“Pero el tema más que cuánta plata se pone en el sistema es dónde se pone y eso tiene que ser trabajado. Chile es uno de los países que, en comparación dinero-resultados, tiene los peores índices de efectividad a nivel mundial. Esto nos dice que la efectividad de las políticas públicas no ha sido correcta y creo que la que más efecto ha tenido es la subvención para niños en riesgos”.

-Eres optimista por naturaleza, aún así ¿le ves futuro a la educación en Chile?
“De todas maneras, pero creo que falta gente, motivada. En las vueltas que me he dado por colegios veo que las personas están súper desesperanzadas. Si no se acoge esa gente este cuento va a seguir así, por muchas lucas que metamos al sistema.
“Esto es para largo tiempo, los cambios en educación son súper lentos, quizás en 20 años más vamos a ver los efectos de la Beca Vocación de Profesor”.


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