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Karol Cariola: “El Congreso y el gobierno se han transformado en verdaderos Olimpos”

La ex dirigente universitaria, hoy diputada electa, habla de la falsa contradicción que le plantean al PC respecto de estar en el gobierno y en la calle, y asegura que más que renovación, su partido se ha adaptado.

31 de Diciembre de 2013 | 08:03 | Por María José Errázuriz L.
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Aún no jura como diputada y anda corriendo entre reuniones. Y es que el cargo de secretaria general de la JJ.CC., cargo que sólo una mujer había ejercido antes, Gladys Marín, la tiene casi sobrepasada.

Militante del PC desde 2007, Karol Cariola (26) ha hecho una carrera meteórica desde que destacó como una de las dirigentas universitarias a fines de la era Bachelet. Este año se impuso en las primarias y luego fue electa, con el 38% de los votos, diputada del distrito Recoleta-Independencia.

Sin una tradición familiar militante, después de dar la PSU decidió emigrar a Concepción, donde estudió Obstetricia y se vinculó al partido. Atrás quedaron sus dotes artísticas explorados tanto en teatro, canto y guitarra.

A dos meses de asumir su nuevo cargo ha anunciado que donará su dieta parlamentaria a la Jota siguiendo una tradición. Y enfrenta tranquila las críticas que diversos sectores le hacen a ella y otros diputados electos que provienen del mundo estudiantil en cuanto a que ‘se vendieron al sistema’.

“El neoliberalismo es una concepción total de la sociedad que fomenta el individualismo y el consumismo, pero nosotros, como PC, hemos buscado distintos mecanismos para derrotar este sistema. Lo hemos hecho desde afuera de la vía institucional, a través de la lucha social, y si decidimos entrar ahora es porque encontramos que la mejor manera de cambiarlo es desde adentro”, señala.

Karol no se detiene un minuto en dudar sobre este paso: “Esta es la razón por la que, con sus propias reglas decidimos entrar, con todas las dificultades que significa para poder generar los mecanismos que desde adentro nos permitan cambiarlo en su totalidad. Creemos que es un sistema que ya no dio el ancho para las necesidades de la sociedad”.

-Son los estudiantes lo que acusan que sus líderes se vendieron al sistema.
“Ese es un prejuicio bien mal intencionado y no de todos los estudiantes, sino de un sector. El movimiento tiene diversas visiones y efectivamente hay un grupo del movimiento social que no comparte esta visión de cambiar el sistema desde adentro, sino que sólo desde la lucha social. Para mí es complementario; hay que dar la disputa institucional y también estar afuera y por eso hemos dicho estar con dos pies en la calle y dos en el gobierno”.

-Ustedes son la constatación de que los movimientos sociales, al final del día, no tienen el peso para generar los cambios.
“Creo que ellos hacen un aporte, el inicio, la denuncia, la presión y entregan elementos de propuesta, pero, claro, al final del día las decisiones se toman en el Congreso, donde ya vimos lo que pasó el 2011, donde no estuvo a la altura de los desafíos. El Presidente no quiso escuchar y eso significó que las demandas del movimiento estudiantil tuvieran una cortapisa y eso es lo que me motiva que la oportunidad de hacer los cambios es mucho más real con un gobierno comprometido y un Congreso con las mayorías.
“En esta nueva etapa se necesita un movimiento estudiantil comprometido pero no sólo que denuncie, porque no basta hoy con denunciar e indignarse. Los movimientos no deben dejar de ser sólo una molestia y tienen que pasar a ser propositivos”.

-¿Los cuatro ex líderes estudiantiles (Vallejo, Jackson, Boric) que entran al Congreso pecan de ingenuos al creer que pueden cambiar las cosas desde adentro, si hay parlamentarios que se arrastran desde los 90?
“Por lo mismo he descartado la llamada bancada juvenil, estudiantil o social. Soy parte de la bancada del PC y ahí pondremos nuestro énfasis.
“No creo que haya ingenuidad en esta visión de hacer cambios profundos. Hemos sido parte de la construcción del programa de la Nueva Mayoría, y no estamos haciendo apuestas en el aire, ni compromisos alejados de la realidad, imposible de ser cumplido. Seríamos ingenuos si pensáramos que los cambios los podemos hacer los cuatro”.

-Cuando los actuales líderes estudiantiles dicen que ustedes no los representan, ¿están queriendo decir que no les creen?
“No, el movimiento estudiantil tiene sus propios representantes y seríamos arrogantes en pensar que los representamos. Yo soy representante de un sector de la sociedad que quiere transformaciones y que votó por mí, que son de distintos espacios. Si alguno de nosotros tratara de asumir esa representación sería totalmente arrogante”.

-El PC aún sigue siendo controversial para una parte de esta sociedad, incluida la DC. ¿Deben dar una prueba de blancura?
“Nuestra historia nos avala; el PC ha sido tremendamente perseguido, la dictadura nos marcó muchísimo, no sólo por los muertos, desaparecidos y exiliados, sino que por la cantidad de prejuicios que se crearon, infundados por lo demás, y que apuntan a que los comunistas nos comemos las guaguas, somos terroristas o no creemos en la democracia. Son parte de los mitos que la dictadura se encargó de imponer, pero hoy se caen por los hechos. Hemos demostrado que somos un partido que dialoga, capaz de llegar a acuerdos por el interés de las grandes mayorías. Por eso crecemos y duplicamos nuestra representación”.

-¿Después de 40 años, se han renovado?
“Nos hemos ido adaptando a los momentos que vive el país. Más que una renovación, el PC mantiene una visión política que no es muy distinta a la que tenía Gladys hace 20 años en lo programático, pero hemos hecho un viraje de construir con el centro político. Es una visión que se ha reafirmado congreso tras congreso”.

-¿Se han renovado más que otros?
“No usaría la palabra renovación, usaría de palabra adaptación a los nuevos momentos políticos. El PC ha ido leyendo el escenario y nos hemos adaptado a las necesidades del país, pero somos el mismo PC de hace 20 años que planteaba tener una nueva Constitución, el cambio del sistema binominal, una educación pública gratuita. En eso no veo renovación, sino coherencia y consecuencia de sus acciones y adaptación”.

-Camila Vallejo dijo que van a estar con un pie en el gobierno y otro en la calle. Tú hablas de ‘dos patas en la calle y dos patas en el gobierno’.
“Sí, tengo un matiz con la Camila, porque creo en tener dos pies en la institucionalidad (gobierno y Congreso) y dos pies en la calle. Esta fórmula no va a resultar si pretendemos construir sólo desde la institucionalidad; ese fue el gran error de la Concertación al tratar de apaciguar a los movimientos sociales. Hoy ellos tienen mucho que decir y construir en conjunto”.

-¿No quieren acaso estar con la señora legal y la amante, y ellas en algún momento se van a pelear?
“Esa es una falsa contradicción y que implementa ideológicamente sectores como el gremialismo que postula pastelero a sus pasteles. El país está para cosas grandes, distintas y esas tienen que ver con cambiar la forma de hacer política. En Chile, desgraciadamente, el Congreso y el gobierno se han transformado en verdaderos Olimpos que parecen inalcanzables para el común de la gente; creo que llegó el momento de tender los puentes para que la toma de decisiones pase por la base social, la ciudadanía y el Olimpo”.

-Cuando haya que hacer viable el gobierno de Bachelet, ¿por quién van a optar?
“No tiene porque no ser viable el considerar la opinión de la ciudadanía. No creo que tomar posición por uno ni otro. Insisto, es una falsa contradicción y tiene que ver con que nos hemos acostumbrado a que el Olimpo impere sobre las grandes mayorías”.
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