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Mujer rechaza operarse para enseñarle a sus hijos a aceptar las diferencias

Becky Deas padece el síndrome de Moebius, el cual también le impide pestañear y mirar de lado a lado. Y a pesar de que podría haber cambiado su aspecto en el quirófano, ella optó por quedarse como es para ser un ejemplo para sus hijos.

16 de Mayo de 2014 | 15:58 | Emol
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"Una sonrisa real viene del corazón". Para muchos esta frase puede parecer cliché, pero para Becky Deas tiene un sentido literal, ya que esta mujer de 33 años nunca ha sonreído. A los seis meses, la británica fue diagnosticada con el síndrome de Moebius, una extraña condición neurológica que afecta a los músculos que controlan las expresiones faciales y el movimiento de los ojos. De ahí que, además de no sonreír, tampoco pueda fruncir el ceño, mover sus ojos de lado a lado o pestañear, y que para movilizarse necesite de una silla de ruedas o muletas, porque también tiene problemas para caminar.

Asimismo, su apariencia fue foco de burlas durante su vida escolar. "La condición también implica que no puedo controlar mi boca, así que ésta permanece abierta y me decían cosas terribles como cara de pescado", relató Becky al "Daily Mail". "Ésa fue la primer vez que deseé poder sonreír", agregó.

También ansió que el síndrome de Moebius desapareciera cuando en 2007 dio a luz a su hijo Logan, quien no heredó su condición, así como tampoco su hija Lexi, de nueve meses. Sin embargo, hoy Becky mira su enfermedad desde otro punto de vista y la considera una herramienta para que sus niños aprendan a aceptar las diferencias entre las personas.

De esta manera, cuando su hijo de siete años le pregunta por qué nunca le sonríe, ella le explica que su rostro no funciona como el de él y se asegura de demostrarle que aunque físicamente no se vea, ella sí es feliz.

"Quizás no soy capaz de sonreír por fuera, pero siempre estoy sonriendo por dentro. Me aseguro de que mis niños sepan cuán feliz me hacen todos los días. No necesito una sonrisa en mi rostro para hacerlo", afirmó al periódico británico. Así, Becky desarrolló otras formas de manifestar su alegría, como cambiar el tono de su voz para que sus hijos noten la diferencia.

"Soy una madre muy feliz"

"Muchas personas me observan. Estoy segura de que deben pensar que estoy todo el tiempo triste, pero eso no podría estar más alejado de la verdad", aseguró la británica. Y añadió: "Incluso no reconozco mi rostro en el espejo, porque no refleja cómo me siento por dentro".

Y aunque existe una operación en la que un tendón del hombro se utiliza para "crear" una sonrisa, Becky afirmó que rechazó someterse a ella por el bien de sus hijos. "A pesar de que sería hermoso poder sonreírles, no quiero que mis niños piensen que es necesario tener una cirugía para verse igual que los demás", explicó.

"Todos somos diferentes de una manera u otra, y no hay nada de qué avergonzarse (…) Esta soy yo, soy quien soy y quiero que mis niños acepten las diferencias", agregó.

En febrero pasado, Becky organizó un encuentro informal para congregar a otras personas que padecen su enfermedad o que de alguna manera están relacionadas con ella. Treinta personas llegaron al lugar de la reunión, 10 de las cuales tenían el síndrome de Moebius.

En la oportunidad, la mujer afirmó que aunque cuenta con el apoyo de sus amigos y familia -sus padres viven al lado-, su condición ha empeorado con el tiempo.

"Regularmente tomo analgésicos y necesito descansar cuando puedo. Mi condición se está deteriorando. Ahora tengo artritis, que de todas formas está presente en la familia, pero mis músculos están cada vez peor", señaló entonces a un periódico local.

No obstante, Becky no pierde su optimismo. "Quizás no estoy sonriendo, pero sin duda soy una madre muy feliz", aseguró.
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