Handel evitó las rigurosas técnicas contrapuntísticas
de su compatriota y contemporáneo Johann Sebastian Bach y basó
su música en estructuras sencillas, de acuerdo con sus creencias
estilísticas. No obstante, la obra de ambos compositores refleja
la época en que vivieron. Tras ellos, la ópera –gracias
a Handel, Bach no incursionó en este género- tomó
un camino diferente y los géneros favoritos del barroco, como
la sonata para trío y el concerto grosso, se abandonaron durante
mucho tiempo.
El desarrollo
de la orquesta sinfónica y del pianoforte permitió investigar
materias que se habían descartado en el periodo barroco. A pesar
de todo, la influencia de ambos compositores no descansa en ejemplos
específicos. El legado de Handel se basa en la fuerza dramática
y la belleza lírica de su música. Sus óperas abarcan
desde los esquemas rígidos y convencionales hasta un tratamiento
más flexible y dramático de los recitativos, ariosos,
arias y coros.
Su habilidad
para construir grandes escenas en torno a un sólo personaje la
desarrollaron compositores como Wolfgang Amadeus Mozart y el italiano
Gioacchino Rossini en sus escenas dramáticas.
La herencia
más importante de Handel es, sin duda, la creación del
oratorio dramático en inglés, alejado de las tradiciones
operísticas existentes y llevado a término por su imaginación
creativa. Los oratorios del austriaco Franz Josef Haydn y del alemán
Felix Mendelssohn están influidos en gran medida por los de Handel.
Fue uno de los primeros compositores de quien se escribió una
biografía (1760), que tuvo celebraciones por el centenario de
su nacimiento y cuya música se publicó en su totalidad
(cuarenta volúmenes, 1787-1797). Ludwig van Beethoven alabó
estas publicaciones. A pesar de que hoy día, al igual que durante
el siglo XIX, se conoce a Handel por obras como "El Mesías"
y "Water Music", cada vez más se intenta mostrar el
resto de sus composiciones, especialmente las óperas. Su genio
musical merece ser recordado en toda su amplitud.
Revise
el catálogo completo de sus obras
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