
“Volví de aquella gira con dos costillas rotas y una hemorragia interna. Fueron 180 conciertos. Me exigí demasiado a mí mismo. Mi cuerpo se precipitaba hacia la nada, aterricé sobre las barreras y me rompí dos costillas. Estaba tan borracho que me llevó 24 horas notar algo. Al día siguiente sentí un inmenso dolor. Querían que me quedara en el hospital un tiempo”, dice Gahan citado por Malins, recordando el concierto de cierre de la gira, cuando se arrojó al público desde el escenario y ni siquiera alcanzó a llegar a la primera fila.
El 28 de mayo de 1996 sería el día fatal. En un hotel de Los Angeles, acompañado de un traficante y una chica, se suministró una dosis de heroína y cocaína juntas (una combinación perfectamente mortal conocida como speedball), que lo tumbó al suelo instantes después. David Gahan sufrió un ataque cardíaco, y sólo los servicios de emergencia y los más extremos tratamientos pudieron salvarlo de la muerte por segundos. Fue el punto de inflexión, el momento en que Gahan, con algo de razón y presionado por sus asesores, inició el camino de la rehabilitación. Pero sólo a finales de los ‘90 lograría estar totalmente recuperado.
En ese período se reencontró con Martin Gore y Andy Fletcher (Alan Wilder ya había dejado la agrupación), con quienes editó el disco Ultra (1997). Para los fans fue un regreso de ultratumba con un Gahan en ánimo de recuperarse. Lentamente comenzaba a quedar atrás el hombre con aspiraciones de ídolo, las estrella de 24 horas al día, para comenzar a fraguar a un artista mucho más integral.
La primera señal de que ese trayecto se estaba concretando vino con el disco Paper monsters (2003), su primer álbum como solista: era la primera vez que demostraba que la composición no era un talento ausente, y que podía perfectamente escribir sus propias canciones. Una aspiración que llevó mucho más lejos en Playing the angel (2005), el primer disco de Depeche Mode en que el cantante se anotaba con sus propios temas, sin desteñir ante las creaciones de Martin Gore. La experiencia la repitió con un nuevo álbum en solitario, Hourglass (2007), y con nuevas obras para el más reciente disco del trío.
El David Gahan de 2009 es otro: no es un simple intérprete de estilo particular, ni una estrella al límite. Es un artista completo que ha abierto nuevos horizontes para seguir creciendo.