24
horas de carrete hot en Arica
Viernes
05
04:17 AM. Discoteque Drake, Arica
Euforia, desorden, música y alcohol por doquier. Calor,
mucho calor. La canción "Rock DJ", de Robbie Williams
completa el ambiente. Casi nadie baila, pero todos se ríen y
algunas mujeres, con sensuales escotes y ajustados pantalones, se pelean
por estar más cerca del escenario. No es el cantante inglés
el que realiza la performance. Es un joven nada especial, de
unos 23 ó 24 años, con el pelo desordenado y los pantalones
caídos, sin polera ni zapatillas, y flaco. A sus pies, las desinhibidas
muchachas lo animan para que se baje los jeans. No es necesario rogar.
Imitando a la perfección el video musical del cantante inglés,
el chico se muestra tal como es: baila desnudo ante la exaltación
de todos en el apretado lugar.
Pero, ¿qué hago en medio de esta turba de ariqueños
bailando a lo full monty? ¿Así es la destapada noche nortina
de la que tanto hablan? Tengo que salir a pensar… acá adentro
está muy hot…
Un día antes, 11:30 AM
El avión se posa con suavidad en la caliente losa del
aeropuerto Chacalluta. Fueron poco más de tres horas desde Santiago
con escala en Iquique. Ya estoy en la "afiebrada" Arica.
12:30 PM
Me quedo en una residencial que está muy cerca del centro
de la ciudad, en la calle San Marcos, a un paso del diario La Estrella.
El calor es sofocante, quizás por eso no se ve mucha gente. Hay
colectivos y taxis por todas partes, pero muchos van vacíos.
Debe ser porque los lugareños se están reponiendo de una
noche hot.
13:00
Un colega del periódico local me recibe de buena gana.
Conversamos del tema que me trajo a la Primera Región. "Esta
noche hay 'jueves caliente' en el pub-discoteque Drake, perfecto para
tu tema", me cuenta. ¿Es tan fuerte el carrete por acá,
como se dice en Santiago? "Compadre, acá en Arica la llevamos".
El tipo ya está sudando y yo maldigo que aún sea tan temprano.
14:00
Una ardiente hamburguesa McDonald's sirve para engañar
a mi estómago. No hay mucho que hacer acá, más
que esperar la llegada de la noche. La temperatura asciende y los ánimos
bajan. No me haría mal una siesta.
18:00
Aún no me repongo bien de la siesta, pero ya empiezo
a comprender por qué Arica me parecía tan dormida durante
el día. "Es el clima el que hace que las cosas acá
comiencen más tarde", me explica el psicólogo Sergio
Pulido, de la Universidad de Tarapacá.
Arica empieza a tener más vida cuando se esconde el sol. Con
un eterno verano como el que soportan los nortinos, cualquiera desea
que llegue la noche para sacudirse del aletargamiento.
Otro factor, me explica Pulido, es la tranquilidad con que se vive.
"La familia es permisiva y al adolescente se le dan muchas libertades.
No hay temor por el peligro de la noche, como en Santiago", agrega.
18:42
Mientras regreso pensando en mi once, analizo el por qué el carrete
se ha vuelto tan importante para el ariqueño. De día,
además del calor, no sucede mucho. En cambio por las noches siempre
hay algo que hacer, desde las clásicas shoperías y pubs,
hasta el karaoke del Casino y las fiestas (con show incluido) de las
discoteques.
Pero, además, el tema está muy relacionado con la cuestión
sexual. Carrete en el norte de Chile me suena ya a sinónimo de
sexo. Eso después de leer las ya tradicionales publicaciones
de diarios capitalinos con recuentos “calientitos” de lo
sucedido en las discoteques de la zona. Que la Marlen Olivari fue fotografiada
sin ropa interior en Arica, que la Carla Ballero reventó globos
en poses eróticas; o que las chicas del Team Barón Rojo
hicieron un show con poleras mojadas y subastas de besos.
La desinhibición en el tema sexual es evidente, influida tal
vez por el excesivo (y libre) consumo de alcohol. Y como el problema
delictual prácticamente no existe, no hay tampoco una preocupación
por lo que pueda derivar de las "alocadas noches ariqueñas".
20:15
Regreso caminado por el centro de Arica, por el paseo peatonal
"21 de Mayo". Son alrededor de cuatro cuadras con tiendas
comerciales a ambos costados y con mucha gente aprovechando que aún
es de día, pero el calor es menos intenso. A medida que avanza
el reloj, esta ciudad cobra más vida y mis ansias por que llegue
la noche se vuelven casi insoportables.
21:45
Me preparo porque voy al Drake, al 'jueves caliente', a ver
por fin lo que tanto me anunciaron en Santiago. Una brisa helada intenta
apagar mis ganas, pero desde el mismo suelo emana el calor sofocante
de la noche que comienza.
22:17
Cambio de planes. Para ir al Drake hay que tomar la costanera
en dirección al norte de la ciudad, sin embargo, en estos momentos
son más los autos que pasan hacia el sur. Pasan frente a mí,
con sus llantas, alerones y motores arreglados, cargados de jóvenes.
Frente al imponente cerro doblan en dirección al mar y se adentran
hacia lo que antes fue una isla, pero que ahora está unida al
continente por un ficticio istmo construido en 1963, casi un siglo después
del maremoto que derrumbó un fuerte que el gobierno peruano construía
en el lugar.
Es la ex isla del Alacrán (ahora parte del continente). De día
es un espacio público para aficionados al surf y la pesca, de
noche el lugar donde se produce el origen mismo de la vida nocturna
ariqueña, ésa que ha llenado páginas de diarios,
ha sido tema de innumerables conversaciones y blanco de diversidad de
comentarios. Esa 'caliente' vida nocturna de la que muchos hablan.
22:52
Delatados por los enceguecedores focos de sus automóviles,
grupos de muchachos comienzan a "calentar los motores" de
lo que será una nueva jornada de juerga y parranda. Jóvenes,
alcohol y música. Ésa sería la mejor definición
para describir lo que pasa en la ex isla. Es como un gran pub al aire
libre donde cada cual hace lo que quiere, pero siempre respetando ciertas
'reglas' de convivencia: los hombres no entran a las ruinas del fuerte,
ése es el baño de mujeres.
No
hay control, pero tampoco hay desorden; hay muy poca luz, pero no hay
peligro. "Acá se dan sus vueltas los carabineros de vez
en cuando, pero nunca pasa nada, es muy tranquilo. No hay delincuencia,
no hay violencia. Además si fuera por llevarse detenidos por
beber alcohol, entonces tendrían que venir con un camión
y llevarnos a todos", me explica un muchacho que al ojo no supera
los 18 años, pero que asegura estar de cumpleaños y que
sus amigos lo están celebrando. Todos, incluidos quienes manejan,
beben sin preocupación.
Viernes 05, 00:03
Los primeros vehículos comienzan a dejar la ex isla.
Ya es hora de ir a bailar antes de que llegue el plato fuerte de la
noche. En Arica ya no sólo se exige un cover con el precio de
la entrada en una discoteque, sino también un show ojalá
animado por vedettes o famosos del espectáculo capitalino.
00:58
Llego al Drake, pero aún no hay mucho movimiento. Con
lo de la isla, ya quedé más o menos prendido, pero aún
hay que presenciar el show del Drake.
02:19
Adentro se vive una fiesta como cualquier otra. Hay buena música
y muchos bailando, pero nada especial. La espera es lenta para el que
sólo vino a observar, pero para los que están sobre la
pista no hay mejor forma de lograr las revoluciones necesarias para
presenciar el show tan largamente anunciado. Queda poco, queda poco.
03:30
¡¡¡¿Cómo? ¿No hay show?!!!
Andrés Yáñez, el encargado que todo funcione, me
adelanta una muy mala noticia. No habrá show esta noche: "Las
chicas tuvieron un problema y no alcanzaron a llegar". Se refiere
a las vedettes de Santiago que coronarían el evento. Me suena
a excusa barata. Dice que les paga quinientos mil pesos a un par de
ellas, además del alojamiento y la estadía, pero si se
trata de alguien más conocido los precios pueden subir exorbitantemente.
"Un bailarín del programa 'Rojo', pide $800 mil", me
cuenta Yáñez. Ahora, si es Marlen Olivari, el costo puede
superar ampliamente el millón por sólo unos minutos sobre
el escenario.
04:01
La decepción que me invade se asemeja a un cubo de hielo
que recorre mi espalda apagando un calor que ya irritaba y echando a
la basura las expectativas de mi viaje.
04:03
Se corta la música. Yáñez toma el micrófono
y da a conocer la mala noticia. Tiene 24 años, pero representa
menos. De pronto mis esperanzas por sentirme parte de la noche caliente
ariqueña renacen cuando se le ocurre una solución para
no amargar a los presentes: "Voy a subastar el dinero que se perdieron
las vedettes… acá tengo los billetes. ¿Quién
se anima a sacarse la ropa bailando?". Su sorpresivo desafío
es recibido con gritos eufóricos y risas de parte de la audiencia.
De inmediato el escenario es abordado por mujeres y hombres.
No pasa mucho antes que un atrevido se suba y comience a obedecer las
demandas de la audiencia. Mil pesos por la polera. De los enormes parlantes
se desprenden los bajos de "Sex Bomb", de Tom Jones, mientras
el intrépido muchacho comienza a quedar sin ropa sobre el escenario.
Otros mil por el cinturón, mil más por las zapatillas
y otra luca por los calcetines.
Ahora
es "Rock DJ" la melodía que inunda la discoteque, ya
atestada de un calor sofocante, mucho hielo seco llenando mis pulmones
y estroboscópicas confundiendo las imágenes. Pero lo del
doble de Robbie Williams es real. "Te doy cinco lucas si te sacas
los pantalones". Andrés Yáñez está
en su salsa y el público pide más. La oferta no es aceptada
de buenas a primeras. "7 mil y cinco cervezas". Sin dejarle
que recogiera su ropa y se retirara, sus amigos y las chicas que están
que se suben al escenario lo alientan para que se saque de una buena
vez los jeans. Es como andar en zunga, le gritan. Y ya está,
el tipo está bailando "en pelota", desnudo, con todo
su cuerpo al aire, danzando sin vergüenza, como un real topless,
a lo full monty en discoteque.
04:18
Así que así es la noche ariqueña. Bastante decepcionante
o, mejor dicho, bastante distinta a cómo se cuenta en Santiago.
El tipo quedó en pelota, sí, pero tampoco es tan caliente
como la pintan. Ninguna chiquilla se atrevió a hacer lo mismo
y bien pudo no haber pasado nada, luego de que fallara el show de las
vedettes. Es hora de volver. Arica es caliente, pero no tanto como se
cree.
Texto:
Felipe Gálvez
T.
Fotos: Francisco Manríquez y Felipe Gálvez T.
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