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Últimos preparativos: Más de 300 invitados llegaron a una cena en el Palacio de El Pardo, el mismo donde el príncipe pidió la mano de Letizia.
MADRID/AGENCIAS.- La lluvia dio la bienvenida ayer a la cena de gala con la que se iniciaron los festejos oficiales por la boda real española. La cena fue realizada en el Palacio de El Pardo a unos 15 km de Madrid, donde el príncipe Felipe pidió oficialmente la mano de Letizia Ortiz. La novia -que llegó acompañada por Felipe- lució un vestido diseñado especialmente para que la futura princesa de Asturias luciera los pendientes y el colgante de zafiros, perlas y brillantes engarzados en platino que los reyes le regalaron el día de su petición de mano. Los alrededor de 350 invitados fueron recibidos por el rey Juan Carlos y la reina Sofía, quienes ofrecieron primero un aperitivo en el patio de las Austrias. El menú de la cena, servida en el patio de los Borbones, incluyó algunos de los platos más tradicionales de la cocina española, así como varias exquisiteces vanguardistas a cargo del chef catalán Ferran Adria. En vísperas de su boda, Letizia fue condecorada por el gobierno español con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. La orden fue instituida por el rey homónimo en 1771, con el fin de distinguir a individuos beneméritos, en referencia a que las virtudes personales y el mérito alcanzado en el servicio a la Corona son las prendas personales que deben acompañar a los condecorados. Previamente, y pese a las fuertes medidas de seguridad, miles de madrileños salieron a las calles para espiar los últimos ensayos, que una vez más protagonizaron los hijos de las infantas Elena y Cristina, que oficiarán de pajes en el cortejo nupcial. La Plaza de Oriente, frente al Palacio Real, amaneció decorada con miles de maceteros con flores blancas y cintas de plata colgados de las farolas. De los balcones de los alrededores cuelgan carteles en rosa, blanco, amarillo y gris plata. La idea es reflejar el "espíritu alegre de la primavera de Madrid", según lo definió el responsable de la decoración, Pascua Ortega. Pero el caos en el tráfico causado por la curiosidad de los madrileños obligó a las autoridades a quitar la iluminación especial en los monumentos históricos, un día antes de lo previsto, por razones de seguridad.
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