![]() | ![]() | ![]() | ![]() | ![]() | ![]() | ![]() | ![]() |
![]() | |||||||||
| |||||||||
![]() |
|
Príncipes
de Asturias: Los novios y su familia contuvieron sus emociones más de lo esperado.
Quizás fue la lluvia, quizás fue la sombra de la tragedia del 11 de marzo o quizás fue sólo la emoción contenida, pero lo cierto es que desde que los príncipes herederos Felipe y Letizia de Asturias salieran ayer de la Catedral de la Almudena convertidos en marido y mujer, no han cesado los reproches -tanto del público como de los expertos- por la excesiva frialdad y seriedad de la ceremonia. Una situación que ni siquiera cambió cuando, bajo un sol ya primaveral, la pareja salió al balcón del Palacio Real, y a pesar de los gritos de la muchedumbre que los instaba a besarse, sólo accedieron a acercar tímidamente sus mejillas para un casto beso. "Hasta los daneses fueron más cariñosos", exclamó una madrileña -en divertida alusión a la reciente boda entre los príncipes Federico y Mary de Dinamarca- que desde las 4 de la mañana esperaba poder ver a los asistentes. Y no fue la única, ya que cientos de ciudadanos se agolparon, incluso desde la noche anterior, en las puertas de Palacio para ser los elegidos y entrar al Patio de la Armería que une el recinto con la Catedral. Sin embargo, el fervor de las primeras horas de la mañana, que aumentaba según iban llegando los buses con los elegantes invitados, rápidamente se convirtió en desaliento cuando un verdadero vendaval, con rayos y truenos incluidos, comenzó a caer sobre la zona. Ya pocos guardaban esperanzas de ver a la novia, y su esperadísimo vestido de Manuel Pertegaz, por la alfombra de más de 150 metros que unía el palacio con el templo. Sólo quienes seguían la transmisión por televisión -más de mil millones de personas en todo el mundo- podían ver la imagen, aunque ni eso, al tenor de las críticas de varios sectores periodísticos locales, que apuntaban a que las tomas ofrecidas no sólo no permitieron ver bien a la novia cuando hacía su entrada por la nave central, sino que obviaron momentos significativos como la comunión de la pareja o el colorido de los invitados.
Ya una vez los novios en el altar, comenzó una sobria ceremonia sólo interrumpida por el coro, cuya actuación -supervisada durante la semana por la propia reina Sofía- fue unánimemente alabada. No lo fue así la actitud de los novios que mientras para muchos fue de emoción contenida fruto de los nervios, para otros fue de excesiva impavidez con escasas muestras de complicidad entre ellos o hacia sus familias. Una situación, sobre todo en el caso del príncipe, que resalta más cuando se recuerdan las bodas de sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, donde abundaron las sonrisas, los semblantes relajados, los gestos de cariños desde y hacia sus padres, e incluso las lágrimas. Precisamente, el hecho de que haya sido una ceremonia sin emociones visibles -en el seno de una Familia Real reconocidamente sensible y campechana- ha llamado mucho la atención. "Fue muy fría, creo que han influido todas las tensiones que hay en torno a este enlace que no se sabe cómo va a terminar. El rey estaba demasiado contenido, y la novia, en su extrema delgadez, estaba muy seria y hasta cabizbaja, nada que ver con la mujer esculturalmente atractiva que vimos en la boda de Dinamarca. Creo que esta ceremonia ha sido una decepción para España", declaró a "El Mercurio", el reconocido cronista real Fernando Gracia. Muchas de estas opiniones no sólo fueron compartidas por varios de los periodistas en el lugar, sino también por algunos medios españoles que no tardaron en hacer públicas sus críticas. "España ha asistido a un enlace deslucido por la lluvia, austero, sin lágrimas y con cierto tono de tristeza", afirmó "El Mundo" tan sólo acabar la ceremonia. Recorrido
Ya una vez en el Rolls Royce, la pareja inició el esperado recorrido por el centro de Madrid hasta la Basílica de Nuestra Señora de Atocha donde la novia depositó su ramo. Seguramente por culpa de la lluvia, en algunos tramos del paseo se vio muy poca gente. Mientras que en otros, pese al enorme dispositivo de seguridad que incluyó 23.000 agentes, los madrileños no ocultaron su cariño hacia los recién casados. Ya de vuelta en el Palacio Real, y con un sol más que esperado, los príncipes fueron recibidos por las bandas de gaiteros Ciudad de Oviedo y Vetusta, que interpretaron el Himno de Asturias, "patria chica" de la novia, quien se mostró muy agradecida por el gesto. Ya en el interior del palacio, los esperaban los 1.700 invitados para degustar un banquete que finalizó -cerca de las 17 horas local (11 horas en Chile)- con un brindis del rey, quien deseó a los novios "toda una vida colmada de felicidad". REGALO SUERTE: Un jubilado
de TVE regaló a los príncipes varios décimos de
la Lotería Nacional, uno de los cuales ganó ayer el segundo
premio, de 12.000 euros.
|