Elegancia protocolar en el Palacio
El Mercurio, domingo 23 de mayo de 2004

Bajo la mirada de millones de espectadores que vieron las transmisiones de la boda del año, los ilustres invitados vistieron trajes diseñados por prestigiosos modistos. Según marca el protocolo, al celebrarse la boda por la mañana las invitadas debían llevar trajes cortos (cosa que no fue acatada por todas), por lo que los tocados y sombreros se convirtieron en verdaderos protagonistas de la ceremonia. También la novia cumplió con la tradición española y llevó algo azul -un pequeño lazo, que simboliza el amor verdadero, oculto en la cola del vestido- junto a algo viejo, algo nuevo y algo prestado. En este caso, lo prestado fue la diadema, la misma que llevó la reina Sofía en su matrimonio.


CONSEJO.- En su brindis en el banquete nupcial, el rey pidió a los príncipes que piensen "siempre en España".

El nuevo Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su mujer, Sonsoles Espinosa.
LAS HERMANAS DEL NOVIO.- Elegantísimas, las infantas Cristina y Elena llegaron acompañadas de sus maridos, Iñaki Urdangarín y Jaime de Marichalar, quien, como ya se ha hecho costumbre, fue uno de los más vanguardistas de la jornada.

TRAVESURAS.- A los pajes no les importó el protocolo. Froilán, hijo mayor de la infanta Elena, dio una patada a una de sus compañeras del cortejo real.

LOS OTROS HEREDEROS.- Alberto de Mónaco, convertido ahora en el "soltero de oro" de las monarquías europeas, en el almuerzo junto a Carlos de Inglaterra.

TRADICIÓN.- Los sombreros y tocados fueron los más llamativos accesorios de la jornada. En las fotos, Paloma Rocasolano, madre de Letizia; Carolina de Mónaco -que asistió sin su marido, Ernesto de Hannover- y la princesa Máxima de Holanda.

Una de las más destacadas fue Rania, la reina jordana.

Carolina de Mónaco

Máxima de Holanda