Los británicos fueron recibidos
en la playa Juno con un intenso fuego. De acuerdo a los planes,
las tropas debían establecerse en la orilla y esperar
la llegada de los acorazados para intentar tomar las ciudades
costeras. Pero algunas divisiones alemanas Panzer se encargaron
de dificultar la tarea. En Sword fue casi total la masacre
de canadienses y británicos.
Los estadounidenses tomaron el otro extremo de la bahía
con algo más de suerte, aunque en Ohama encontraron
una fuerte defensa con minas antipersonales, que sumadas a
la defensa alemana dejaron 3.000 muertos en las primeras cuatro
horas.
Utah fue tomada con mayor facilidad por los americanos, con
sólo 197 bajas. El desembarco fue durísimo durante
las primeras horas, pero una vez establecidas las bases primarias
en las playas y con la llegada de los vehículos anfibios
y tanques transportados en barcos, la fuerza aliada se apropió
de la costa francesa. Al final del 06 de junio los Aliados
habían puesto sobre Normandía más de
170 mil soldados, 10 mil tanques y vehículos de artillería,
pero habían sufrido la pérdida de 12 mil soldados.
Para los alemanes las bajas fueron unas seis mil. Pero perder
la costa fue el inicio de su derrota final en la Segunda Guerra
Mundial.
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| Hombres
caídos en las playas francesas |
Algunas claves
Ya está dicho que la elección del lugar y el
día fueron claves en el triunfo aliado. Sin embargo,
también incidieron otros factores, como la preparación
militar estadounidense y británica y los errores que
cometieron las fuerzas alemanas.
La dirección de Einsenhower imprimió confianza
y valentía en los soldados que arriesgaron sus vidas
por el objetivo de la Alianza. El general estadounidense demostró
su capacidad al llevar a cabo una espléndida planificación
bélica que permitió organizar y mover en conjunto
a las numerosas divisiones que participaron en el desembarco.
Dentro de esa misma planificación, las maniobras de
engaño y confusión fueron vitales. Junto con
bombardear días antes las posiciones alemanas, la aviación
estadounidense lanzó miles de "Rupertos",
paracaidistas ficticios que emitían sonidos de batalla
al tocar tierra.
Además, los aviones lanzaban láminas de metal
para confundir: las pantallas de los radares alemanes se llenaron
de puntos como si fueran miles de aviones.
Sólo un dato para confirmar la superioridad Aliada:
Disponían de más de 12 mil aviones contra menos
de 500 de los alemanes.
Los errores y descoordinaciones en el mando alemán
también fueron claves. Como no se sabía con
claridad cuál era el lugar del desembarco, tampoco
estaba establecida la forma de actuar ante ese momento. En
un hecho verdaderamente sorprendente, el Primer Cuerpo de
Ejército Acorazado, con tres divisiones de Panzer,
no podía moverse sin la autorización de Hitler.
A la hora del desembarco, el líder alemán dormía
y ninguno de sus subalternos se atrevió a despertarlo.
Sólo pasado el mediodía llegó la orden,
cuando los Aliados ya avanzaban sobre las primeras ciudades
costeras de Francia.
Fuentes:
Arte Historia, D-Day Operation Overlord, D-Day Museum, Enciclopedia
Británica
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