Vincent Van Gogh

Van Gogh nació en Groot Zundert, Holanda, el 3 de marzo de 1853, justo un año después de que su madre diera a luz a su primer hijo, un niño que murió al nacer y que tenía los mismos nombres del pintor: Vincent Willem. Esta desgracia lo acechó desde su nacimiento, y lo iba a perseguir por el resto de su vida.

Noche estrellada

Noche estrellada, una de sus obras más famosas

Su padre, Theodorus Van Gogh, era un pastor de la iglesia reformada holandesa. La familia entera estaba muy relacionada con el mundo del arte. En 1868, y después de haber dejado para siempre la escuela, Vincent se puso a trabajar en la Compañía Goupil & Cie, empresa de vendedores de arte en La Haya, la misma que más tarde le daría trabajo a su hermano menor, Theo.

A la pintura llegó tarde, recién a los 27 años. "Cuando me vi rodeado de cuadros y obras de arte, sentí por aquel ambiente un arrebato apasionado, una auténtica exaltación", confió en una de sus cartas.

En sólo una década de trabajo, dejó más de 800 pinturas y 900 dibujos, cosa que se explica solamente por el grado de pasión que demostraba por su arte. Dejaba hasta de comer por terminar una tela y gastaba el dinero que no tenía en los mejores materiales; el peor castigo imaginable era verse alejado de sus pinceles.

Theo Van Gogh

Theo Van Gogh, hermano y apoyo emocional y económico de Vincent

Vincent permaneció en esa galería durante siete años. En 1873, fue transferido a la sucursal de Londres, donde se enamoró del rico ambiente cultural de Inglaterra. Durante ese tiempo visitó la mayor cantidad de galerías y museos que pudo, y llegó a ser un gran admirador de escritores ingleses. Pero, al parecer, Vincent no era un buen empleado, y luego de un forzado traslado a París, fue despedido porque se negaba sistemáticamente a vender pinturas ajenas a sus gustos personales.

Sin hacerse mucho problema, el joven Vincent tomó sus cosas y volvió a Inglaterra, donde vivió dos años disfrutando de los atractivos culturales que lo habían seducido meses antes.

En esa época, decidió que lo mejor que podía hacer para ganarse la vida era seguir los pasos clericales de su padre, y se autoconvenció de que esa era su vocación. Como primera etapa, empezó a dar clases en una escuela y dedicó su tiempo libre al estudio de la Biblia. Estas lecturas influirían, más tarde, en algunas de sus obras.

La primera obra maestra

En 1880, y luego de convencer a su hermano Theo, quien ya trabajaba en la galería de arte, Vincent marchó a Bruselas a estudiar arte. En 1881, presentó su solicitud para entrar en la École des Beaux-Arts, pero no soportó la rigidez de la enseñanza.

Autodidacta por elección, aprendió las artes del dibujo y de la pintura a través de diversos libros, y regresó a la casa de sus padres. En esa estadía, conoció a su prima Cornelia Adriana Vos-Stricker, más conocida como Kerr, de quien Vincent se enamoró con locura sin ser correspondido.

Este rechazo lo devastó tanto que marcó el inicio de su vida atormentada por el fantasma de la epilepsia. Después del desprecio de Kerr, Vincent decidió ir a visitarla a la casa de sus padres para tratar de convencerla. Ni siquiera pudo verla. Desesperado, Van Gogh puso su mano sobre una lámpara de aceite encendida y anunció que no la quitaría hasta que lo dejaran ver a la muchacha.

A pesar de los problemas amorosos, Vincent encontró en ese tiempo al que sería su primer mentor artístico, su primo político Anton Mauve, reconocido como artista famoso. Su primer juego de acuarelas fue un regalo de Mauve, quien lo instó a experimentar con el color.

Vincent lo admiraba, y agradecía cualquier gesto de apoyo de su parte, pero hubo un quiebre en la relación entre ambos cuando Vincent, en un arrebato de pasión, se fue a vivir con una prostituta, Clasina María Hoornik.
Vivió con ella por año y medio, pero la ruptura que siguió a la relación lo marcó fuertemente. Después del quiebre, Vincent van Gogh se paseó como un nómada, moviéndose por toda la región con sus telas y sus pinceles.

Comedores de papas

Los comedores de papas, su primera obra maestra

Luego de este doloroso peregrinar, regresó a la casa de sus padres, donde siguió perfeccionando su técnica en pinturas y dibujos, centrándose en escenas de la vida campesina y retratos de gente humilde. El objetivo de Vincent era preparar una obra verdaderamente ambiciosa, que no estuvo lista hasta abril de 1885: Los comedores de papas, reconocida como la primera obra maestra del pintor holandés.

Satisfecho con el resultado, comenzó a trabajar con más técnica y más confianza. Supo que para perfeccionarse tendría que dejar Holanda e irse a La Meca del arte mundial: París, donde además residía su hermano Theo. Gracias a los contactos de su hermano, se familiarizó con todos los artistas parisinos de ese tiempo, y visitó las primeras exposiciones de los impresionistas. Los trabajos de Degas, Monet, Renoir y Sisley, quedaron marcados en su retira y en sus pinceles.


La oreja y el pelo rojo

La casa amarilla

La casa amarilla, el lugar donde Van Gogh intentó crear un taller de artistas

El tiempo en Arles fue fructífero para su arte y para su ánimo. En esa ciudad, Van Gogh alquiló "la casa amarilla", lugar donde instalaría el taller con que soñaba. Pintaba, maravillado, el inicio de la primavera. Y mantenía la esperanza de que más temprano que tarde, los artistas parisinos se mudarían a su refugio artístico.

La verdad, sin embargo, era que el único interesado en hacerlo era Paul Gauguin, pero no tenía los medios económicos. Finalmente, fue Theo quien financió el viaje de Gauguin.

Al recibir la noticia, Vincent gastó buena parte de su dinero en comprar materiales de pintura y telas para preparar la habitación de su amigo, lo que significó pasar días enteros sin comer. A su llegada, Gauguin encontró 12 cuadros de girasoles en las paredes de su nueva casa, pero con el paso de los días, la relación de amistad que había entre ellos se minaba, a medida que empeoraba el clima de Arles y se veían obligados a permanecer encerrados.

Paul Gauguin

Su amigo y pintor Paul Gaguin

Las constantes discusiones y diferencias técnicas con Gauguin no tardaron en hacer mella en la ya frágil mente de Van Gogh. Y es que tenían modos de ser muy antagónicos: Vincent era todo fuego y actividad, pintor por pasión; y Paul era reflexivo, lento, artista por determinación. Esto, unido a las constantes juergas y borracheras (para Van Gogh era normal beber un litro de vino diario), precipitó la tragedia.

El 23 de diciembre de 1888, y luego de una acalorada pelea, Vincent se cortó la parte inferior de su oreja izquierda. Se cercenó el lóbulo con una navaja, lo envolvió y lo llevó a un bar, donde se lo entregó a una prostituta llamada Rachel. Quería que se lo entregara a Gauguin.

Nunca ha quedado claro si este acto fue sólo un arranque de locura o una manera extrema de hacerse perdonar por su amigo. Cómo sea, después del incidente, Van Gogh fue internado en el hospital Hotel-Dieu, donde sufrió una gran pérdida de sangre y repetidos ataques de epilepsia. Theo, quien había viajado desde París al enterarse de los sucesos, lo acompañó en todo momento.

Doctor Gachet

El doctor Gachet, quien lo tuvo a su cargo en los últimos años

El 23 de diciembre de 1889, exactamente un año después de la mutilación de su oreja, Van Gogh sufrió nuevos episodios, esta vez mucho más severos y prolongados que los anteriores, lo que hizo renacer en él las ganas de estar más cerca de su hermano Theo. Luego de hacer las averiguaciones correspondientes, se decidió que Vincent volviera a París y quedara al cuidado del doctor Paul Gachet, un terapeuta homeopático.

Vincent sabía que el ajetreo de París no ayudaría a su recuperación, por eso decidió mudarse a la pequeña localidad de Auvers. Estando allá, disfrutó de la libertad que nunca había tenido en el asilo: pintaba un cuadro por día y era visitado a menudo por Theo, su esposa Jo y su único sobrino, al que bautizaron Vincent Willem en honor a él.

Todos pensaron que, por fin, estaba completamente sano. Pero no era más que la calma que precede a la tormenta. Vincent seguía afligido. El domingo 27 de julio de 1890, tomó su atril y sus pinturas como lo hacía habitualmente, y se encaminó al campo. Un revólver iba escondido junto a sus materiales de trabajo. Vincent van Gogh se pegó un tiro en el pecho. No murió de inmediato, sino dos días después. Durante toda su agonía tuvo la compañía de su querido hermano Theo, quien falleció seis meses después.

Términos y condiciones de la información © El Mercurio S.A.P.