Un
show a toda orquesta y perfectamente estructurado no le ahorró
a la galesa Shirley Bassey las pifias del Monstruo. La estupenda intérprete
de “Goldfinger”, estructuró un show impecable, con
plumas y brillos sobre su cuerpo, y una voz llena de intención
y matices. Pero tuvo que retirarse antes de lo previsto. Al día
siguiente no quiso recibir a los periodistas. “Shirley Bassey está
tratando de asimilar la recepción que tuvo entre los chilenos”,
se disculpó su manager. Las voces surgieron, de inmediato, avergonzadas.
Roberto Carlos dijo que “para mí, Shirley Bassey es un ídolo”.
Patricia Maldonado, Buddy Richard y Camilo Fernández salieron en
su defensa: “El público es ignorante”. A modo de reivindicación,
la cantante volvió una segunda noche a escena, encontrando esta
vez una más cálida recepción.
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