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La vida

Nació en la ciudad ñublense de San Carlos, el 4 de octubre de 1917, al interior de una familia campesina y musical. Violeta y sus sus ocho hermanos, entre los que figuraron después como cantores populares Hilda, Roberto y Eduardo (más conocido como “Lalo”) terminaron en la capital para cantar cuplés, tonadas y rancheras en bares y quintas de recreo.

Violeta novel
Se casó a los 21 años con el empleado ferroviario Luis Cereceda y de esa unión se proyectan dos nuevos nombres de la música chilena, Isabel y Ángel Parra. Después de cantar magníficos cuplés en la boite Casanova, Violeta Parra se introdujo en el círculo de los folcloristas capitalinos y e hizo sus primeras grabaciones junto a Hilda Parra en un histórico dúo de hermanas cantoras. Para RCA-Victor registró las cuecas "El caleuche" y "Qué rica cena".

De sus viajes iniciáticos al interior campesino llegó a recopilar cerca de tres mil canciones, que luego presentó en los Cantos folclóricos chilenos y Cantos campesinos, que fue editado en París.

Violeta creadora
Al mismo tiempo su propia pluma también fue tomando forma y su cancionero original se pobló de versos. Primero de denuncia sobre las mil caras de la injusticia y después sobre desamores fulminantes. Sus primeras canciones originales fueron grabadas en 1953 para el sello Odeón: "Qué pena siente el alma" y "Casamiento de negros". Más tarde vendrían otras: "Corazón maldito", "¿Qué he sacado con quererte?", "Run Run se fue pa’l norte". Grandes penas de amor.

Desde 1956, después de un viaje a la Unión Soviética, Violeta comenzó a diversificarse como artista. No sólo tendría canciones propias. Ahora también cerámicas, pinturas al óleo y arpilleras, “las canciones que se pintan”, según sus propias palabras. En 1964, a tres años de haber viajado a París, se convirtió en la primera artista chilena en exponer individualmente en el Museo Louvre.

Violeta impulsora
El acento en la crítica social fue cada vez más tónico. En medio de las convulsiones y levantamientos de los años ‘60 Violeta escribió himnos de combate. "¿Qué dirá el Santo Padre?", "Arauco tiene una pena", "Miren cómo sonríen", “La carta”. Fueron canciones angulares para el advenimiento y la articulación final de la Nueva Canción Chilena. Sus discípulos, sin que ni ella se lo propusiera, fueron los nombres capitales de la música popular moderna: Víctor Jara y Patricio Manns, Rolando Alarcón y Ángel Parra, Isabel Parra y Gitano Rodríguez, Quilapayún e Inti-Illimani.

Ahí aparecen entonces canciones contradictorias. La desolación de "Maldigo del alto cielo" y la luz de de "Gracias a la vida", además de piezas históricas como "El albertío", "La jardinera" y "Volver a los 17". Violeta parra regresó de París en 1965 y vivió sólo dos años más, en la Carpa de La Reina, donde fue encontrada la tarde del 5 de febrero de 1967 tendida sobre su guitarra y un revólver en la mano.

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