Teatro

“La obra contiene una sensación de grotesco social en el que vivimos, que siempre termina desembocando en actos de violencia, que por supuesto rechazamos”. Con estas palabras, Nissim Sharim, cabeza del Ictus y uno de sus fundadores, se refiere al fundamento de “Alguien Tiene que Parar”.

La obra se organiza en cuatro episodios: "Aeropuerto", en que la violencia no está expresada a través del grotesco social sino a través del misterio de la existencia; "El Indignado", donde un personaje protesta contra la indignidad a la que la gente es sometida en nuestro país, pero se deja engañar por unas mujeres; "Los Postulantes", que cuenta la historia de dos viejos que van a postular a un cargo de administrador público a una empresa y los someten a una especie de show muy humillante; y "Mujeres Asesinas", protagonizado por dos mujeres que están acostumbradas a hacer lo que les da la gana, mientras paguen…Como es característico del grupo, la obra se mueve en un ámbito realista, con personajes reconocibles para todos.



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