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“Si se te infla el ego…¡perdiste!”

21 de Diciembre de 2004 | 12:42 |
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Ya van casi dos horas de entrevista; el tiempo apremia y el Ortúzar “macho” todavía no aparece; apenas hizo un giro en el camino para hablar de sus hijos, pero también a partir de un tema cinematográfico del que pudimos colgarnos. Es una misión casi imposible, pero ¡en fin!, sale, aunque casi con tirabuzón.

-¿Eres trapero?
“¿Qué es trapero? Ah!, no; de hecho mira, calcetines rotos…”

-¿Te consideras buenmozo?
“Antes era más mejor, pero ahora me puse viejo…con la película; no, normal no más”.

-¿Y la llegada con las mujeres?
“Buen aprouch; ya cuando me meto más en serio, queda la cagá, pero bien”.

-Con tanta mujer bonita en la película ¿No pasó nada?
“Tranquilos, profesionales…bueno, a la española la conozco hace mucho tiempo y somos algo más que amigos”.

Pícaro, dice que tuvieron una gran y profunda amistad… “¡con raspe!”

-¿El cine es tu hobby?
“Mi trabajo, para ganar las lucas, tiene que ver con la publicidad. Ojalá a esta película le fuera bien para poder generar un piso y dedicarle más tiempo al cine, que es mi pasión, que en definitiva es lo que trasciende, lo que genera conversación y eso.
“Hoy tengo la suerte de separar las cosas, que me vaya bien en la publicidad y tener el tiempo para hacer películas”.

Cuenta que con su socio, Andrés Silva, en “Procine” ha hecho varios comerciales conocidos como los de Ripley, de Visa, Master Card para Estados Unidos, algunos de Falabella, también para Entel Will. Grandes y chicos, porque lo toma como un oficio y en todos trabaja bien.

“Hay que desapegarse, porque si no se te infla el ego y ¡perdiste! Es una profesión, hay que hacerlo bien y gracias a eso puedes estar en contacto con cámaras de cine, con gente, se arman equipos y te genera oficio. Si ves la película, tiene una estética moderna y actual.

-¿Cuál es tu hobby, entonces?
“El esquí, esquío mucho, desde los cinco años. Me gusta la música, el jazz y ahora estoy investigando sobre esta nueva tendencia electrónica que se llama “acid jazz”, que tiene una cosa especial, es una variante interesante”.

-Te consideras moderno ¿Te mezclaste en la crianza primera?
“Bastante, pero no lo suficiente. Sí estuve muy presente una vez separado, obsesivamente los fines de semana y salir. Ahora es más de conversación.
“Eso es producto de dar las oportunidades, no juzgar, sino guiarlos y que los niños elijan. Tiene que ver con ser lo más abierto, aunque duela y hay que tener un rayado de cancha, es importante. También me interesa que generen su propia autonomía”.

-Ya dijiste ser un buen cocinero ¿Cuáles es tu restorán preferido?
“En realidad prefiero cocinar yo, en la casa, con los amigos. Soy especialista en sushi, también en pastas –la gracia está en las salsa y casi siempre las invento- y ahora quiero aprender a cocina tailandesa, con un amigo que cocina espectacular”.

-¿Eres tolerante?
“Sí, estoy cagao, tengo que ser consecuente con mi discurso, por ejemplo, no puedo retar a mis hijas por llegar con un chascón, si yo uso colita...¿cachai?

-¿Tienes algún deseo no cumplido, escondido por ahí?
“Que la gente salga con el corazón destrozado, llorando cuando vea mi próxima película, “Flores para Lulú”, que trata de la soledad del ser humano.
“También irme a vivir un rato a un lugar extrañísimo como Siberia o, para ser más realista, San Petersburgo”.

-¿Vicio privado?
“El jacuzzi, pero no el típico, sino ese de madera de tonel, lleno de agua, al aire libre”.

-¿Acompañado de qué?
“Una mina, un trago y amigos”.