Ezequiel Miralles fue figura y goleador en toda la campaña de Everton.
Manuel Herrera, El Mercurio
SANTIAGO.- Terminó quinto en la fase regular del torneo de Apertura, a nueve puntos del líder, Ñublense. Fue siempre uno de los animadores del campeonato y le devolvió la confianza a los hinchas viñamarinos.
Esos 32 puntos se construyeron gracias a diez partidos ganados, dos empatados y siete perdidos.
El inicio fue complicado. Dos derrotas al hilo en el comienzo del campeonato hicieron tambalear a Acosta. Uno de los duelos los perdió como local ante Católica en Sausalito.
Luego de eso vino una buena racha. Tres triunfos seguidos ante Universidad de Chile y de Concepción, más la victoria ante Palestino lo encumbraron en los primeros lugares.
Lo peor vino después de la decimocuarta fecha, tras la derrota ante Colo Colo. Los viñamarinos tenían la opción de escaparse solos en la punta, pero la desaprovecharon.
Tras el duelo ante los albos cayeron como local ante O'Higgins y de visita frente a Concepción. Con esas tres derrotas se les escaparon los líderes y se comenzaron a olvidar de la Sudamericana.
Llegaron a los playoffs y de entrada vino lo más complicado. Derrota como local ante Audax Italiano, por 3-0. Pero tuvieron la capacidad de dar vuelta la llave y ganar en Santiago 4-1.
Vino Universidad de Chile y en el primer duelo aseguraron la llave con un 3-1 en el Estadio Nacional. En la vuelta un empate 1-1 les entregó la clasificación.
Así llegaron a la final y lo ya sabido: derrota 2-0 en Santiago y el heroico triunfo 3-0 en Viña del Mar para el cuarto título de su historia.
