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Zonas más afectadas por "Rita" no comparten el alivio general

Mientras que en el área de Houston el huracán no pegó duro, si hizo notar en las zonas más al este de Texas, como Nederland, en la vecina Louisiana y, de nuevo, Nueva Orleans.

25 de Septiembre de 2005 | 10:09 | DPA

Habitantes de Port Arthur en un vehículo en una calle inundada de su ciudad.
NEDERLAND, EE.UU..- Para el bombero Randy LaSalle, las tareas de limpieza tras el paso del huracán "Rita" comenzaron en su propia casa. Cuando regresó a su ciudad -cuya principal actividad es el petróleo- en la costa de Texas unas pocas horas después de que la atravesara el huracán, encontró su casa en pie, pero un pino había atravesado el tejado hasta su salón y destrozó su flamante cadena de música.

Mientras que millones de personas del área de Houston se libraron del tan temido azote directo del huracán, "Rita" pegó duro en las zonas más al este de Texas, como Nederland, y provocaron fuertes inundaciones en la vecina Louisiana, incluida, de nuevo, Nueva Orleans.

"Seguimos en estado de shock", decía Paul Gallier, colega de LaSalle. Los escombros cubrían las calles de Nederland, los aparcamientos y jardines. En su paso nocturno, el huracán arrancó los tejados de las casas, quebró postes de electricidad, destruyó pequeños edificios comerciales y se llevó las paredes de láminas de metal de almacenes y fábricas.

En una iglesia, toda una pared de madera se cayó, por lo que desde la calle se puede ver su interior. Curiosamente, los altavoces y el equipo de música siguen en pie, pero los revestimientos de la pared cuelgan empapados por la lluvia. Los tejados de las gasolineras se han derrumbado y sus columnas de acero se doblaron cual finos cables.

Pero pese a la devastación, el capitán del equipo de bomberos, Steve Cutaia, asegura que la tormenta no causó muertos. Casi todos los 17.000 residentes de Nederlands abandonaron la ciudad antes de la llegada de "Rita", uniéndose al éxodo de más de 2,5 millones de personas que huían de las zonas costeras y bajas de la zona estadounidense del Golfo de México ante el avance del huracán.

Además, para cuando llegó, "Rita" había sido bajado de la máxima categoría, la 5, a la de tres y fue declarado tormenta tropical. Nederland, situada en medio de refinerías de petróleo y plantas químicas en una ensenada conocida como Lago Sabine, no sufrió inundaciones graves. "Esperábamos que al regresar no veríamos nada en pie", explicaba LaSalle.

Peor le ha ido a Nueva Orleans, apostilló Cutaia. Esa ciudad había resultado fatalmente inundada por el huracán "Katrina" hace menos de cuatro semanas y volvía a estar parcialmente bajo el agua debido a que sus debilitados diques no pudieron hacer frente a las lluvias que trajo "Rita".

Ayuda de manos atadas

Pero hay otras frustraciones: sin suministro de agua ni electricidad, apagar los incendios y limpiar se convierten en tareas, cuanto menos, difíciles. Los walkie-talkies avisan de un fuego y los bomberos se dirigen a su segundo incendio desde su llegada, pero no pueden hacer nada porque no hay agua. "No nos queda más que quedarnos quietos, de brazos cruzados, y esperar que no se incendie nada más", señaló amargamente LaSalle.

Las autoridades de emergencia están dando prioridad a zonas inundadas en Louisiana como la ciudad de Lake Charles, a unos cien kilómetros más al este. Un convoy de más de cien vehículos de la Guardia Nacional de Texas enfilaba este fin de semana la principal autopista de Houston. Ambulancias, algunas llegadas de tan lejos como California, iban en la misma dirección.

Incluso en zonas accesibles como Nederland, las autoridades han pedido a los habitantes que se mantengan alejados hasta que se restauren los servicios básicos. Por temor a un estancamiento en la autopista como el que se produjo en la huida antes de la llegada del huracán, las autoridades de Texas elaboraron un plan para el regreso a sus casas de la gente en varias etapas, en función de a qué parte del estado huyeron.

Pero en la tarde del sábado, una creciente fila de coches -al parecer gente que regresaba- se iba formando en la principal autopista hacia Nederland y otras zonas al sur.

Otros nunca se marcharon de sus casas. Aubrey Kimler, de 85 años, dice que no quería abandonar a sus perros y cabras. Además, aseguró, ya había vivido antes otros huracanes. "Ha sido un mal, mal viento", dijo este trabajador de refinería retirado. "Va a costar bastante limpiar esto".

En Houston, unos aliviados residentes de zonas bajas empacaban comida, ropa y animales para regresar a sus casas, tras pasar la noche en hoteles en espera de que la tormenta no pasara por la ciudad. Sólo hubo lluvia y viento moderados.

En un aparcamiento de hotel, Baig Mohammed cargaba de nuevo en el coche botellas de agua. Había regresado a su casa y la encontró intacta. "Es una bendición", dijo.
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