Mientras el primer disco de Carla, “Quelqu’un m’a dit” (2002), se hacía famoso por Europa, con canciones como “Raphaël”, Justine lanzaba su novela, “Rien de grave” (“Nada serio, 2004”), con la historia de una mujer a la que “Paula, la Terminator” le quita el marido y además le dedica una canción. Pero Bruni no se dejó apabullar ante el evidente despecho de la escritora, y respondió cada palabra de la novela con románticas fotografías junto a su nueva pareja, que aparecieron publicadas en la revista francesa “Libération”.
Después de Enthoven no se le conoció otra pareja relevante para los medios y al parecer, Carla decidió concentrarse en su labor de madre y en su carrera musical.
Pero llegó noviembre del 2007 y con él, las primeras miradas con un presidente recién divorciado, con personalidad y con fama de derrochador. Qué importaba que Bruni se haya mostrado públicamente a favor de la izquierda francesa o que incluso haya apoyado y votado por la rival política de Nicolas Sarkozy, Ségolène Royal, en las presidenciales.
Su nuevo príncipe azul encabezaba una reunión que discutía las descargas ilegales de música en Francia, y, con el tentador escenario del Palacio del Elíseo de fondo, establecía la regulación de los derechos de propiedad de los sellos discográficos. Nacía así un nuevo héroe para la cantante.
El Presidente mostró interés de inmediato, por lo que no tardó en organizar una cena con Carla. El celestino de la ocasión, el publicista Jacques Séguéla, cortésmente prestó su casa para el encuentro. “Fue un verdadero flechazo”, ha comentado Séguéla, confirmando las palabras de la propia Bruni, quien habría sido amablemente llevada hasta su casa por el Presidente de Francia, el mismo que, como parte de su elegante estrategia de conquista, habría preguntado a la ex modelo si quería pasar a tomar un café al Palacio del Elíseo.
Pero la ex modelo, haciendo gala de su experiencia en el coqueteo con poderosos, le habría respondido: “nunca la primera noche”, según cuenta el libro "Carla Bruni, itinerario sentimental. ¿Quién es realmente?".
Tal parece que fueron más de un café los que se terminó tomando Carla en la casa presidencial gala.
Para el 8 de diciembre ya se la vio paseando junto a Nicolas, al tiempo en que comenzaban los rumores del romance en la prensa. A fines de ese mes sería la propia pareja la que le mostraría al mundo el amor que se profesaban el uno al otro, en una especie de “gira” sentimental Bruni-Sarkozy.
