“All you need is love” fue su primera canción que tuvo ese dejo de mensaje para la humanidad, pero en 1967 ni siquiera John Lennon sospechaba hasta qué punto iban a llegar sus expectativas de activismo, pacifismo, antiracismo y otros ismos a favor de los desprotegidos. En 1969 su luna de miel con Yoko Ono en el Hotel Hilton de Amsterdam instauraría la serie de “ocupaciones de cama”, donde ambos artistas daban su protesta personal ante la Guerra de Vietnam con vistosos carteles escritos a mano que decían “cama de paz” y “pelo de paz”. Otra versión de la misma actividad en pijamas se realizó en Montreal y allí John y Yoko, a quienes su abogado Peter Brown describía ahora como “dos refugiados de alguna comunidad hippie pobre”, aprovecharon de lanzar la canción “Give peace a chance”. Esa Navidad en algunas grandes ciudades aparecieron afiches firmados por John y Yoko que deseaban una feliz fiesta, con el subtítulo de “la guerra terminó (si tú lo quieres)”.
Apenas llegó a Nueva York en 1971 John se convirtió en convicto del delito de drogadicción que arrastraba desde años antes en ese país. Aún así tomó la decisión de enfrentarse al gobierno de Nixon y de la noche a la mañana pasó a ser un incansable activista político en Estados Unidos, “un agitador del rock and roll”. Entonces radicalizó la posición que había marcado en canciones como “Imagine”, con versos como “dices que soy un soñador, pero no soy el único”, para escribir ahora los agresivos “un millón de obreros trabajan por nada / deberías darle lo que les pertenece / te vamos a derribar cuando lleguemos a la ciudad”, de la canción “Power to the people”.
La lista de marchas y mítines por las calles del barrio del Village se multiplicaron y Lennon se concentró en escribir nuevas canciones de este tipo: “Angela” y “John Sinclair”, dedicadas a la activista de las Panteras Negras Angela Davis y joven condenado a diez años de prisión por posesión de dos porros de marihuana. También aparecieron “Attica state”, “Born in a prison” y la polémica “Woman is the nigger of the world”.
En 1972 Nixon emprendió la tarea de expulsarlo del país. Sus líneas telefónicas fueron intervenidas y Lennon fue seguido por misteriosos personajes de traje y corbata. Pero aún así el músico doblaría la mano a la adversidad con una lucha propia a través de canciones y la masiva adherencia popular. El columnista de New York Post Pete Hamill escribió: “John Lennon ha mejorado esta ciudad con sólo presentarse”. Sin embargo esa acción política de choque terminaría en 1972, el día que los estadounidenses reeligieron a Richard Nixon como presidente.
A menudo utilizada como himno universal, a pesar de su armónico equilibrio, gusto masivo y alto impacto a través del tiempo, algunos críticos como Bert Gerson, de la revista Rolling Stone, advirtieron lo que vendría: “Temo que John Lennon se vea en el papel de quien dice la verdad y como tal puede justificar cualquier tipo de brutalidad autogratificante en nombre de la verdad”.
La primera canción del activismo hecho y derecho de John Lennon se estrenó en una cama de doble plaza, en pijamas junto a su esposa y dos decenas de invitados que corearon en unísonos el verso de “dale una oportunidad a la paz”.