Desde que publicara "Artefactos", Nicanor Parra terminó de dejar en claro que sus intereses no irían por el lado de lo puramente literario a la hora de expresarse, sino también por la imagen y las diferentes alternativas que le ofreciera la plástica.
De ese modo mezcló breves textos de antipoesía con una serie de expresiones gráficas, como dibujos y fotografías, que imprimió en una serie de tarjetas postales. Pero ésa sería apenas una muestra germinal de lo que estaba por venir, porque en adelante el poeta profundizaría sus lazos con esa esfera creativa, llegando a montar grandes exposiciones de obras que en general ha llamado tal como esa publicación de 1972: Artefactos.
Eso, más lo que venía haciendo antes y lo que siguió haciendo después, ha quedado reunido en más de una ocasión en exposiciones que homenajean la obra plástica del antipoeta, que en ocasiones ha sido más bien obra literaria, aunque plasmada en soportes a la vista del público.
Como el "Quebrantahuesos", un periódico poético mural, que Parra instaló por primera vez en mayo de 1952 frente a los Tribunales, en una acción celebrada por transeúntes, pero que también causaba agitación en entornos más quisquillosos. Mezclando imágenes y textos, e imitando el formato de la prensa escrita, la publicación daba cuenta de noticias en tono absurdo, y en ella Parra no estuvo solo: Alejandro Jodorowsky y Enrique Lihn, son algunos de los que también participaron en la iniciativa.
Desde esos ejemplares, por ejemplo, se vio en la muestra "Artefactos Visuales", una de las más grandes realizadas en torno a la obra de Parra, levantada en España en abril de 2001 y luego trasladada a Chile (en el, entonces, edificio de Telefónica).
Fueron 267 piezas divididas en tres sectores, Trabajos prácticos, Bandejitas y Tablillas de Isla Negra, en las que imprimió humor y crítica mordaz, para demostrar que lo que antes hizo en la literatura, también podía hacerlo en el arte: Desacralizarlo.
Mayores cuotas de polémica, en tanto, habría en la muestra "Obras públicas", cinco años después, y todo gracias a la instalación "El pago de Chile", que representó a todos los presidentes de la historia republicana del país, colgados cual horca.
La pieza habría encontrado resistencia en diversos actores políticos y culturales, y hasta se vinculó la salida de la directora del Centro Cultural Palacio La Moneda (donde se levantó la exposición) con el hecho de que la obra haya llegado a la selección final. El día de la inauguración, la propia Presidenta Michelle Bachelet buscó poner paños fríos: "No se me pongan 'parranoicos'. Ésta es sólo una instalación de poesía", dijo.
"Ese Artefacto es prácticamente una lección de historia y geografía, así debería ser visto y entendido. En la Colonia existía lo que se llamaba el Juicio de Residencia, que consistía en que a los gobernantes no se les podía cuestionar mientras estuvieran en el poder, pero una vez que lo abandonaban, recibían todo tipo de reclamos y acusaciones. De ahí surge la expresión (el pago de Chile)", explicó el antipoeta a El Mercurio.
Tras la oleada de cartas al director y otras manifestaciones que generó la instalación, finalmente el agua pasó bajo el puente, y hoy es posible verla de nuevo expuesta sin tanto revuelo. Porque "El pago de Chile" es parte de "Voy y Vuelvo", muestra que abrió en agosto en la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales, y que reúne 232 artefactos, objetos, dibujos, collages, murales y videos del escritor. El nombre viene de otra de las creaciones visuales más icónicas de Parra: Una cruz vacía que en su parte superior tiene un cartel con la inscripción que da nombre a la exposición.
No es lo único de Parra que puede visitarse en estos días de celebración centenaria: En el Centro Cultural Gabriela Mistral está abierta la muestra "Parra 100", que no cuenta con la obra plástica del antipoeta, pero sí con fotos, documentales, videos y grabaciones, además de un calendario paralelo de charlas en torno a su obra y figura.
