¿Se habrá intimidado con eso el retador? Lo cierto es que para aquella pelea Cassius Clay (ya cerca de adoptar su nueva identidad) desarrolló una estrategia sin precedentes para molestar a su contrincante: Primero solicitó el combate persiguiendo a Liston con un tarro de miel “para atraer al gran oso feo”; en otra oportunidad llegó de madrugada a la casa del campeón a gritarle que defendiera su casa: “¡Si no sales voy a echar la puerta abajo!”; y, por si eso fuera poco, también declaró que “una de mis alfombras va a ser su pellejo”.

Sonny Liston

Para la gente y la prensa de la época el espectáculo mostrado era sin ninguna duda una clara muestra de temor por parte del retador.

Se esperaba un combate corto con una segura victoria de Liston, pero Clay tenía mucho que decir y ajeno a todas las suspicacias que habían en su contra se dedicó a entrenar para el gran desafío, mientras que el campeón esperaba confiado sin preocuparse mayormente por aquel joven de 22 años que no hacía más que molestar.

¿Quién ofrecía Liston? Uno de los jabs más devastadores de la historia que varias veces hizo a sus oponentes despegarse del suelo a causa del castigo; además era rápido de piernas y de reflejos excepcionales, lo que sumado a una estrecha relación con la mafia lo hacían uno de los boxeadores más temidos de todos los tiempos.

Pero la estrategia de Cassius Clay seguía intacta, logrando hacer creer a todos que aquel joven retador insolente de apenas 22 años estaba totalmente aterrorizado frente a la “máquina” Liston, tanto así que el día del pesaje armó un escándalo tal que simuló un ataque de histeria debido al cual debieron revisarle las pulsaciones hasta una hora antes de la pelea.

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