“¡Alguien va a morir esta noche!, ¡Te voy a comer vivo!”, gritaba Clay con los ojos desorbitados ante la sorpresa de los presentes, quienes quedaron más asombrados cuando bailando en la lona alrededor de su oponente y demostrando una rapidez envidiable pese a sus cerca de 100 kilos, el “demente de Luisville” vencía fácilmente al entonces imbatible campeón, a pesar de que éste tratara de recurrir a trucos ilegales como, según se dice, untar sus guantes con sustancias picantes para complicar la vista del retador. Nada fue suficiente para evitar que en el séptimo asalto Liston tirara la toalla argumentando una lesión en un hombro... Había nuevo rey.

“¡Quiero que todo el mundo sepa esto, soy el más grande!, ¡Acabo de cumplir 22 años y liquidé a Liston!, ¡Tráguense sus palabras!”, fueron sólo algunos de los gritos enfervorizados de Cassius Clay apenas segundos después de alcanzar su objetivo.

Luego de aquel combate Cassius Clay reconoció abiertamente su pertenencia a la nación del Islam y, a partir del 6 de marzo de 1964, renunció a su “nombre de esclavo” (como luego declararía) y para pasar a llamarse Muhammad Alí (el amado por Dios). Luego de una gira por África que incluyó Nigeria, Egipto y Ghana, comenzó también a cimentar su imagen como uno de los hombres más conocidos del planeta.

Un año más tarde se llevó a cabo la revancha con Liston, la que no sólo pasó a la historia por la victoria de Muhammad Alí, sino también porque cuando apenas corría un minuto de la pelea el nuevo campeón le propinó un K.O. a su retador en una acción que él mismo denominó “golpe de ancla” y que, debido a la rapidez con que lo propinó, muchos de los presentes no alcanzaron a percibir. A causa de aquello incluso se llegó a pensar que fue un combate arreglado. Lo cierto es que esa derrota finalizó además con los días de boxeador del temido Sonny Liston.

Trataron de darle de su propia medicina, pero...

Floyd PattersonLa siguiente pelea Alí fue con el ex poseedor del cinturón de peso completo Floyd Patterson, quien para irritarlo decía que era extremista e indigno del título; pero sin dudas lo que más molestó al campeón fue que su retador siguiera llamándolo Clay.

Al comenzar la pelea Ali se limitó sólo a esquivar a su oponente sin propinarle golpes. En el segundo asalto comenzaron los jabs, en el tercero los ganchos y así fue aumentando la intensidad del castigo poco a poco hasta que llegado el duodécimo asalto el árbitro debió detener el combate para proteger la vida de Patterson.

01|02|03|04