Cuando la década del 50 ya estaba por terminar, Elvis Presley ya era conocido por todo el mundo como el rey del rock, pero esto no fue argumento para que se librara de realizar el servicio militar estadounidense.
Al igual que otros jóvenes, fue destinado a Alemania. Allí, en 1958, comenzó su historia con el BMW 507. Lo adquirió desde un concesionario de la firma alemana en Frankfurt.
La historia detrás de este modelo
El BMW 507 que eligió Elvis fue producido en 1957, mismo año que se presentó en el Salón de Frankfurt. Luego de este evento, fue asignado como el test car de los periodistas.
Era tal el interés que causaba este modelo que fue exhibido en varios Auto Show. De hecho, ganó el galardón de belleza automovilística en Wiesbaden y fue parte de la película "Hula-Hopp Conny".
Incluso, Hans Stuck, piloto de carreras, lo tuvo entre 1957 y 1958. Compitió con el vehículo de la marca germana en ascensos en Suiza, Alemania y Austria. Luego de cada competencia, BMW lo revisaba para optimizar su nivel.
La última competencia de Stuck junto al 507 fue en 1958, tras un par de meses Elvis Presley llegó por él. Se afirma que lo del músico y el auto de BMW fue amor a primera vista.
El auto del rey del rock
Mientras el músico estadounidense estuvo en Alemania, para lo que más usaba el auto era para trasladarse desde su hogar en Bad Neuheim hasta el recinto militar de Freidberg.
Que el descapotable fuese blanco ayudaba a sus fans, ya que aprovechaban de dejar mensajes escritos y besos con lápiz labial sobre la carrocería. Eran tantos que llegaban a incomodar al músico, por lo que pidió que lo pintaran rojo.
Elvis sentía tanto amor por su automóvil que cuando se fue de Alemania, en 1960, exportó el vehículo a Estados Unidos. Sin embargo, el interés por él no se mantuvo por mucho tiempo y decidió venderlo en Nueva York a una filial de Chrysler. Allí el vehículo que había sido de Elvis fue adquirido por un locutor radial llamado Tommy Charles por 4.500 dólares de aquella época.
Es aquí donde la historia del BMW 507 empieza a verse alterada, ya que su nuevo dueño era fanático de las carreras, por lo que decidió modificar la mecánica interna.
Así, el propulsor (V8 de 3.2 litros) y la transmisión fueron sustituidos por un motor Chevrolet de ocho cilindros. Además, removió los asientos y el panel central. Luego de estas modificaciones, compitió en varias carreras, obteniendo el primer lugar en Daytona.
Tras este tiempo de competencias, decidió deshacerse del automóvil, el que luego fue comprado por un coleccionista, que recibió el vehículo estropeado y con importantes faltas: motor y caja de cambios.
Sin embargo, sabía que este 507 era un modelo que contaba con una interesante historia. Y cómo no, si de las 254 unidades que se fabricaron, una había sido de Elvis.
El descapotable de la firma alemana, estuvo varios años detenido en un granero junto a otros automóviles. Fue allí cuando BMW dio con este 507 y lo recuperó para restaurarlo.
La reparación tardó nada menos que dos años, ya que hubo que hacer importantes arreglos. Partiendo por sacar el motor Chevrolet que había sido instalado, quitar la pintura roja y el óxido que invadía su habitáculo y gran parte de su exterior.
Varias piezas tuvieron que ser nuevamente confeccionadas, ya que no habían repuestos para ellas. Mientras que el propulsor fue hecho sobre la base de otras piezas, esperanzados en que en un futuro se pueda encontrar el original.
Tras los dos años transcurridos de su reparación, el BMW 507 que perteneció a Elvis fue el gran protagonista del concurso de elegancia automovilística, Pebble Beach.
