Los días del Hummer están contados en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Luego de casi 35 años desde comenzara a ser producido en masa, el todoterreno militar ya comenzó a ser reemplazado por el Oshkosh L-ATV, un vehículo mejor adaptado a las difíciles circunstancias actuales.
Lo que pasó fue que el Hummer fue diseñado para un propósito diferente para el que empezó a ser empleado. A finales de los años 70, lo que necesitaban los militares estadounidenses era un vehículo que sustituyera al M151 (un derivado del Jeep Willis) y a otros pequeños camiones militares para tareas utilitarias. Y el HMMWV (High Mobility Multipurpose Wheeled Vehicle) o Hummer o “Humvee” para los amigos, las cumplió perfectamente.
Pero con el desarrollo de conflictos asimétricos en Irak y Afganistán, cumplir con tareas utilitarias se empezó a hacer muy difícil para el Humvee porque las emboscadas y las minas improvisadas empezaron a cobrar un alto precio en vidas, ya que el vehículo no estaba bien protegido. Por supuesto, la respuesta inicial fue improvisar blindajes y luego desarrollar versiones acorazadas de fábrica... pero la plataforma estaba mal adaptada para eso y terminó siendo inestable y propensa a los accidentes por el exceso de peso.
Ahí es donde entra en escena el Oshkosh L-ATV, vehículo que ganó un concurso en el que derrotó a AM General (creador del actual Humvee) y a Lockheed Martin.
Los felices directivos de Oshkosh firmaron un contrato valorado en US$6.750 millones pare entregar 17.000 unidades a las FFAA de Estados Unidos, que terminarán de entregarse en 2018. Sin embargo, se estima que contratos posteriores podrían extenderse hasta 2040, lo que implicaría fabricar unas 50.000 unidades para el Ejército y otras 5.500 para la Marina, lo que dispararía la cifra del contrato hasta los US$30.000 millones.
El vehículo, que se fabrica en dos versiones, una de dos plazas y otra de cuatro, garantiza que soporta disparos de armas ligeras, mientras que ofrecen una buena protección contra minas. Al mismo tiempo es una buena plataforma para una amplia variedad de armas.
Pero tales características no son gratis. Mientras el Hummer pesaba algo más de 2.300 kilos, el L-ATV tiene una masa de 6.400. Para mover semejante bicho, cuenta con un motor V8 Duramax de 6,6 litros producido por General Motors con una potencia calculada en 300 caballos y un par motor de unos 800 Nm. La suspensión es el sistema independiente TAK-4i, creado por Oshkosh, y la transmisión es una Allison automática. Alcanza una velocidad máxima de unos 120 km/h y puede cargar 2.300 kg.
Aunque su longitud es de más de 6 metros y su altura y anchura superan los 2 metros, debe adaptarse para caber en las bodegas de un Hercules C-130 de transporte, además de poder ser arrastrado por un helicóptero de carga.
El vehículo adquiere su gran resistencia gracias a la plataforma pesada y el núcleo sobre el que está construido: 1080 Core Protection, una estructura con forma de V que disipa la onda expansiva de un explosivo que se sitúe bajo el vehículo. A esto se suma el blindaje, permanente en los lugares a los que es más difícil acceder (como las superficies acristaladas) y fácil de sustituir en las zonas más accesibles.
