La figura más icónica del grupo Queen no era en realidad un amante de los autos. De hecho, que se sepa, Freddie Mercury nunca tuvo licencia de conducir. Sin embargo, sentía gran predilección por el automóvil como objeto de belleza y confort. Y por eso tenía una pequeña flota, que disfrutaba en sus travesías a conciertos y paseos.
Tal vez la mejor prueba de cariño de Freddie Mercury a los automóviles, es la canción I´m in love of a car, incluida en la cara B del sencillo Bohemian Rhapsody de 1975. Y es que realmente amaba a sus autos, desde el Rolls-Royce hasta el Mercedes-Benz; del Studebaker de los años 50, a su Range-Rover transformado en convertible.
Con todo, el auto más espectacular para los fans de la famosa estrella, fue el Lotus Evora S Freddie Mercury Edition, con el cual el fabricante de deportivos británico homenajeó al líder de Queen en su 65 aniversario. Ya el artista había fallecido, de modo que el auto se fabricó con la idea de subastarlo para donar el dinero a una ONG dedicada a la investigación del SIDA.
Ese Lotus era blanco perla, con la carrocería es cruzada por una franja de tonos rojo y amarillo, combinación de colores de la ropa que Mercury usaba a menudo en sus conciertos. En la parte trasera del auto está la firma del cantante y una reproducción pequeña de su estatua erigida en Montreaux (Suiza) junto a la frase Lover of life, singer of songs.
Dentro, predomina el color amarillo de aquella icónica chaqueta que utilizó en la gira Magic Tour (1986). El los respaldo de los asientos, de dos tonos, está la bandera británica con el logotipo de Queen bordado en los reposacabezas.
La mecánica del auto no fue modificada: el motor V6 de 350 cv de potencia que le permite alcanzar 260 km/h. Fue fabricado y rematado en 2011. Al año siguiente volvió a ponerse en la venta con un precio de salida de 57.995 libras. Hoy es todo un museo rodante que rememora al líder de Queen.
Autos personales
De sus autos, el que más usó fue el Rolls-Royce de 1974, que compró en el 79 y lo utilizó hasta su muerte. Con motor V8 de 6,75 litros, tenía 189 cv. Fue uno de los primeros Rolls-Royce con chasis monocasco, frenos de disco y suspensión trasera.
Al morir Freddie, quedó en manos de su hermana. En 2013 fue subastado, siendo comprado por un empresario ruso por 89.700 euros, aunque dicen que su valor real estaba entre 11.000 y 13.000 euros.
Sin embargo, sus más allegados afirman que su automóvil preferido era el Mercedes-Benz 420 SEL, robusto y de dimensiones enormes por dentro. El motor de 4.196 cc, 204 cv de potencia, cuatro puertas, cambio automático, todo un clásico.
Pero el auto más curioso del cantante fue un Range Rover de 1981, pues decidió transformarlo en convertible y para eso le encargó el trabajo a una compañía suiza. El vehículo le fue entregado como parte del contrato con una disquera.