WOKING, INLGATERRA.- Fue en julio de 1981 cuando el equipo McLaren impuso un hito técnico e histórico al lograr la victoria en el Gran Premio de Gran Bretaña con el primer vehículo de competición dotado de un monocasco de fibra de carbono.
Este material era, en aquellos años, un material poco desconocido para la mayoría de las personas y solo se manejaba en los más altos círculos de la ingeniería de materiales.
Su virtud era ofrecer una resistencia a fenómenos de torsión y flexión superior a la de los metales pero, al mismo tiempo, ser más flexible y moldeable, además de ser más liviano.
La principal aplicación de la fibra de carbón en 1981 se encontraba en la industria aeronáutica, específicamente en el área espacial.
Cuando Ron Dennis completó su proyecto de tomar control del equipo británico McLaren a finales de 1980, John Barnard se convirtió en el nuevo director técnico del equipo y recibió del empresario británico carta blanca para desarrollar sus experimentos en torno al desarrollo de un monocasco hecho de fibra de carbono.
En su tarea, Barnard recurrió a la empresa estadounidense Hercules Aerospatiale, especialista en realizar piezas para la industria aeroespacial y por ello muy vinculada a la NASA. Ellos se encargaron de producir los primeros monocascos para McLaren, según las indicaciones suministradas por Barnard.
Luego que en 1980 McLaren ocupó uno de los últimos lugares entre los equipos tradicionales de Fórmula 1, el nuevo auto de carbono consiguió los resultados suficientes para estar entre los punteros. Y Watson acabó entre los diez primero ese campeonato.
Pasó susto, eso sí, cuando en Italia un defecto de cocción del monocasco hizo que éste se desintegrara literalmente cuando Watson iba a gran velocidad.
