BERLÍN.- Trabant, fue el automóvil que a fines de la década del 50 se destacaba como el símbolo del comunismo en Alemania. Hoy celebra sus 60 años que recibe convertido en un atractivo vehículo de coleccionista y que se destaca como una imperdible para los turistas que llegan hasta Berlín.
Para conseguir el modelo en aquellos años, había que esperar alrededor de doce años en una lista de espera. Dentro de las cualidades que llamaban la atención de este automóvil es que era compacto y ligero y su sencillez técnica iba de la mano de su durabilidad.
Los ciudadanos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y su "Trabi", fabricado en la ciudad sajona de Zwickau, forjaron desde el primer momento una historia de amor para toda la vida.
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Las carcaterísticas más marcadas del “Trabi”, es que hacía mucho ruido, era muy contaminante, traqueteaba, pero con un poco de suerte llevaba eficazmente a su propietario a su destino. Tan eficaz que 60 años después de que saliera el primero al mercado -el modelo P50-, aún hay más de 33.000 vehículos de este tipo en las carreteras alemanas.
Durante toda su vida, el Trabant, cuyo nombre se eligió a través de una encuesta y que significa en alemán satélite (como la palabra rusa Sputnik) y también acompañante, apenas cambió algunos aspectos estéticos o técnicos. Sus dueños los cuidaban al máximo debido a los largos tiempos de espera para poder comprar uno.
Sin embargo, la caída del Muro de Berlín, en 1989, y la posterior reunificación alemana supuso su final ante la llegada de los modernos automóviles del oeste. Numerosos "Trabis" fueron abandonados a su suerte.
En 1991 se fabricó el último ejemplar, pero el "Trabi" nunca abandonó el corazón de los ciudadanos de la Alemania comunista y hoy goza de status de culto. Algunos vieron un filón turístico y ahora es habitual ver circular a turistas en procesión en estos vehículos en la capital alemana en lo que se conoce como "Trabi-Safari".
El renacer del coche con un motor de dos tiempos, símbolo del socialismo y de la economía comunista, también hizo florecer el negocio de las piezas de repuesto para un coche del que hasta el año 1991 se fabricaron cerca de tres millones de unidades.