SANTIAGO.- Hace unas semanas el piloto Johan Schwartz sorprendió al mundo tuerca al romper dos récords Guinness derrapando arriba de un BMW M5 durante ocho horas seguidas y la impresionante distancia de 374 kilómetros. Sin embargo lo que pocos supieron fue la inusual complicación que casi le costó perder el título del derrape más largo.
Schwartz reveló que tuvo problemas con el Bluetooth del auto lo que provocó perder la comunicación con su compañero que hacía el repostaje en plena marcha para que el M5 siguiera derrapando.
A la mitad de la cinematográfica maniobra, el teléfono del piloto se desconectó del sistema de infoentretenmiento de BMW. “Así que tuve que reiniciar el sistema, apagar el smartphone y luego volver a encenderlo”, todo en pleno derrape, contó a The Verge.
Los protagonistas de la acción, eso sí, comenzaron comunicándose por walkie-talkie, pero esto limitaba el rango de movimiento del conductor al tener una mano siempre en uso así que decidieron optar por el smartphone que casi les juega una mala pasada.
Junto con eso, Schwartz comentó además que fue apoyado por un catéter para orinar durante la maniobra y así no detener el derrape que finalmente se inscribió en la historia. “Mi compromiso fue total o no lo hubiera hecho”, sentenció el conductor.
El BMW M5 fue escogido por su potente propulsor V8 de 4,4 litros y 600 CV de potencia máxima, capaz de acelerar de 0-100 km/h en menos de 3,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente.