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Ford Modelo A Coupé de 1930: Retroceder en el tiempo y descubrir nuevos lugares

Este hermoso modelo de la preguerra se encuentra en perfecto estado gracias a su dueño Santiago Bancalari, quien explica que andar a 50 km/h permite disfrutar del paisaje y descubrir lugares que con los vehículos actuales resultaría casi imposible.

18 de Septiembre de 2019 | 00:00 | Por Carlos Valdés
Popularmente se les conoce en Chile como “burritas” y son los autos más antiguos que se pueden ver, de vez en cuando, paseando por las calles de Santiago u otras ciudades del país. Fueron construidos antes de la Segunda Guerra Mundial y en la actualidad son toda una atracción para niños y adultos, pero especialmente para las personas de la tercera edad a quienes evoca recuerdos de infancia.

En este caso se trata de un Ford Modelo A Coupé de 1930 que pese al paso de los años se encuentra en perfecto estado y prueba de ello es que se alista para participar de un “paseo aventura” que lo llevará desde San Pedro de Atacama hasta la ciudad argentina de Salta, para luego enfilar rumbo a Mendoza donde volverá a cruzar la frontera para retornar a Santiago.

Historia


Corría la década del 20 y Ford lideraba el mercado automotriz con su popular Modelo T hasta que General Motors comenzó a ganar terreno gracias a sus autos más modernos, con nuevas características y personalizaciones estéticas. Esto obligó a la marca del óvalo a replantear su oferta y responder con un nuevo modelo para competir de igual a igual con Chevrolet. Así nació el Ford Modelo A, considerado como el segundo gran éxito de la automotriz con sede en la ciudad de Dearborn (Michigan).

El Ford Modelo A Coupé de 1930 tiene, según manual, un motor de 4 cilindros que genera una potencia de 40 caballos a 2.300 rpm. Además incorpora un cambio de 3 relaciones más la marcha atrás, un embrague monodisco, arranque eléctrico, encendido por batería, amortiguadores hidráulicos, freno en las cuatro ruedas y refrigeración de agua.

Y si bien aún sobreviven muchas unidades de estos “ancianos de cuatro ruedas”, en el país hay algunos que simplemente se roban las miradas como este hermoso Ford Modelo A Coupé propiedad de Santiago Bancalari, integrante del Club de Autos Antiguos de Chile y quien adquirió esta “burrita” hace no más de cuatro años “a una familia que lo tuvo por más de tres décadas”.

Santiago comenta que cuando adquirió el coche no solo lo hizo por su buen estado, sino por los recuerdos que le traía de su padre, quien alguna vez tuvo un auto similar.

“Yo me recuerdo de mi padre con este auto. Mi padre tuvo, por los años 40 o 50, un auto similar a este. Uno guarda recuerdos y eso es lo que llama la atención con este auto. Esa es la razón por la cual atrae esta burra, más que por su belleza, es por la reminiscencia que genera en la gente”, explica.

Agregó que cuando lo adquirió el auto estaba en muy buenas condiciones gracias al cuidado que le brindó su antiguo propietario, aún así debió hacerse cargo de la última etapa de restauración que se extendió por cerca de 10 meses.

“Tuvimos que cambiarle la bomba de agua, cambiar unas partes eléctricas, reforzar el soporte del motor y hacerle una serie de cosas que toman tiempo, ya que muchas veces hay que encargar los repuestos y estos se demoran en llegar”, explicó.

La próxima aventura


Añadió que este Ford Modelo A quedó en tan buenas condiciones que a fines de octubre próximo participará de un paseo aventura de vehículos antiguos que se extenderá por más de dos mil kilómetros.

“Estos autos no son para andar corriendo ni mucho menos porque no están preparados para eso, pero uno puede andar a 50 o 60 kilómetros por hora y puedes pasear muy cómodamente. De hecho, vamos a tener un paseo en el Club a fines de octubre. Vamos a mandar los autos a San Pedro de Atacama y de ahí vamos a cruzar por el Paso de Jama, que está ubicado a 4.200 metros de altura, hacia Argentina para llegar a la ciudad de Salta y de ahí nos vamos hasta Mendoza donde volveremos a cruzar a Chile. La idea es recorrer 2.300 o 2.400 kilómetros”, explicó.

Añadió que realizar estos paseos ofrece la posibilidad de vivir los viajes como en antaño, descubriendo lugares que con los vehículos actuales resultaría casi imposible.

“A uno le gusta este auto y el placer de manejarlo. Cuando uno sale en estos paseos y como el auto anda a 50 o 60 kilómetros por hora no se puede circular por las autopistas y uno tiene que andar por calles laterales o caminos interiores y eso permite gozar más del paisaje. Andar a 50 kilómetros por hora es muy diferente que hacerlo a 100 o 120, uno va mirando y disfrutando del paisaje. La verdad es que yo he conocido lugares que quizá nunca podría haberlo hecho gracias a esta burra”, sentenció Santiago Bancalari.
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