Bloodhound es un proyecto que lleva en desarrollo por más de 10 años y que busca alcanzar la increíble velocidad de 1.600 kilómetros por hora con un vehículo similar a una nave espacial. No obstante, el denominado "auto supersónico" pasó por momentos complicados después de quedar sin financiamiento durante el año pasado.
Fue así como un emprendedor británico decidió invertir en el auto para dar nueva vida al proyecto y con esos altos y bajos el coche volvió a hacer noticia luego que se anunciara que en noviembre buscará llegar a la marca de los 800 km/h en el desierto de Sudáfrica.
Las pruebas se retomarán con el piloto Andy Green al volante quien realizará una serie de carreras, cada una 80 kilómetros por hora más rápido que la anterior para llegar a la meta de los 800 km/h.
Bloodhound ya había realizado pruebas similares el año 2017 cuando solo alcanzó los 320 km/h, registro incluso más bajo del que han logrado algunas marcas de superdeportivos como Bugatti.
Según informó la prensa internacional, el vehículo utilizará ruedas de aluminio sólido para el desafío de las próximas semanas con el objetivo de evitar que exista algún pinchazo durante la carrera.
El problema de las ruedas es que a las altas velocidades que podría alcanzar el vehículo existirá poco agarre, de ahí la importancia de tener una estructura aerodinámicamente estable.