La estadounidense General Motors anunció que invertirá más de 500 millones de dólares en su planta de ensamblaje de Arlington, Texas, con el objetivo de comenzar a producir en esas instalaciones el futuro SUV de tamaño completo de la marca, el que montará un motor de combustión interna de próxima generación.
Este no es el primer anuncio del gigante automotriz en cuanto gastar millonarias cifras en la modernización de sus instalaciones en Estados Unidos.
En enero pasado GM había adelantado el uso de 900 millones de dólares para mejorar su planta de motores en Flint, Michigan, así como también las emplazadas en Rochester (Nueva York), Desafío (Ohio) y Bay City (Míchigan), las que fabricarán piezas para los V8 y los nuevos vehículos eléctricos del grupo.
El fabricante busca avanzar en el desarrollo de bloques térmicos de nueva generación a fin de reducir sus emisiones y cumplir con las cada vez más estrictas normas del estado de California y la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
De hecho, indican reportes de prensa, con este anuncio las inversiones totales dispuestas solo este mes para modernizar instalaciones y producir ejemplares de nueva generación podrían rondar los 3.000 millones de dólares.
En esa línea, el lunes pasado General Motors adelantó que ha dispuesto invertir más de 1.000 millones de dólares para remodelar dos sitios de fabricación en Flint, Michigan, y prepararse para una nueva generación de sus camionetas de servicio pesado (HD) con motor de combustión interna.