El gobierno canadiense anunció este lunes su decisión de imponer aranceles adicionales del 100% a los vehículos eléctricos importados de China, con el fin de contener la llegada al mercado de unidades con precios con los que los fabricantes locales no pueden competir.
Al comunicar la medida, las autoridades canadienses acusaron a China de "competencia desleal", sumándose a la posición de Estados Unidos, país que adoptó la misma decisión hace ya unos meses, y de la Unión Europea, que impuso nuevos gravámenes del 38% a los eléctricos del gigante asiático.
"China no respeta las mismas reglas que otros países", afirmó el primer ministro Justin Trudeau en una conferencia de prensa en la ciudad canadiense de Halifax, capital de la provincia de Nueva Escocia.
Se precisó que este aumento del 100% en los aranceles a los autos eléctricos chinos es adicional al 6,1% ya existente para este sector.
Canadá informó que también impondrá aranceles adicionales del 25% a las importaciones de acero y aluminio provenientes de China a partir del 15 de octubre.
Ante el "desafío" que suponen los productores chinos "que se benefician de políticas y prácticas desleales y contrarias al mercado", Canadá actúa "en concordancia con otras economías del mundo", sostuvo Trudeau.
Occidente acusa a China de destruir la competencia en otros sectores como la energía eólica, los paneles solares y las baterías para vehículos eléctricos.
La decisión de Canadá sobre los vehículos incluye automóviles, camiones, autobuses, camionetas de reparto eléctricas y algunos modelos híbridos. "Debemos defender los empleos y los intereses canadienses", insistió Trudeau.
Canadá busca atraer desde hace años a actores importantes del sector de la movilidad eléctrica, mediante incentivos fiscales, sus políticas de energías limpias y sus importantes reservas de minerales raros utilizados para la fabricación de baterías destinadas al sector automotor.