Otro major a su holgado palmarés.
Reuters
SANTIAGO.- Simplemente imparable. Rafael Nadal dio muestras de toda su potencia este domingo y, tras arrollar a Kevin Anderson (32° ATP) en un desigual partido, se proclamó como el nuevo monarca del US Open.
Gracias a su poderosa zurda y a su inacabable hambre de triunfo, el número 1 del mundo dio una verdadera clase de buen tenis y en cerca de dos horas y media de partido, se coronó campeón del Grand Slam neoyorquino.
El marcador fue una clara muestra de su supremacía: 6-3, 6-3 y 6-4, con el que el hispano alzó su tercer título de US Open. Además, consiguió la impresionante cifra de 16 Grand Slam en su palmarés. Todo un monstruo.
La aplastante victoria de este domingo comenzó rápidamente a consolidarse. Anderson aguantó bien durante un largo lapso, pero en el séptimo juego, Nadal consiguió quebrar tanto su servicio como su entusiasmo. De hecho, de ahí en adelante fue prácticamente un monólogo para el manacorí.
Nadal, de 31 años, añadió así su segundo Grand Slam del año luego del décimo pergamino de Roland Garros alcanzado en Francia, y el quinto de la temporada.
De esta forma, el tenista hispano, que fue campeón del US Open en 2010 y 2013, se coloca a tres títulos de empatar el récord de 19 trofeos de majors que ostenta el suizo Roger Federer.
El Nadal que se impuso este domingo a Anderson fue el mismo que medraba en el número uno del ránking ATP hace cuatro años, cuando ganaba todos los torneos de pista dura y arcilla en que se presentaba.
Su última victoria sobre cemento se remonta a enero de 2014 (Doha), donde demostró estar de vuelta de lesiones en una codo para reconquistar el trono de la ATP.
El sudafricano tuvo su mejor torneo grande tras regresar de lesiones graves que estuvieron a punto de acabar con su carrera, y como sembrado N.28 dejó por el camino de este US Open a fuertes favoritos.
Pero Nadal desplegó toda su furia en el terreno para jugar con una intensidad que opacó al gigante sudafricano de 2.03 m, quien poco pudo hacer ante el despliegue de fuerza del número uno mundial.
El español sobrevivió a 10 aces del sudafricano gracias a un juego perfecto de sólo 11 errores no forzados y 30 tiros ganadores, además de un inteligente juego en la red que le proporcionó todos los 16 puntos que salió a buscar.
