Ayer jueves la literatura chilena y mundial sufrió un duro golpe tras el fallecimiento del reconocido escritor chileno Luis Sepúlveda a causa del coronavirus.
El artista chileno de 70 años se encontraba radicado en España, país que también llora su partida y en el que pretenden nombrarlo hijo adoptivo de la ciudad de Gijón.
Con su muerte, se han ido destacando sus obras, pero también ha salido a la luz el especial nexo que Sepúlveda tenía con el fútbol. Hace algunos años confesó que era hincha de Magallanes y que soñaba con ser futbolista, tras el boom del Mundial de 1962.
Su ilusión por llegar a ser profesional
"Cuando era un niño, o un pre-adolescente de 13 años, mi gran sueño era destacar en el fútbol y llegar a ser un día profesional de ese gran deporte. Me veía con la camiseta del club de mis amores, el Magallanes, el decano del fútbol chileno y, si todo iba bien, algún día vestiría la roja camiseta de la selección chilena", señaló en 2014 al diario Clarín.
Sepúlveda afirmó que jugaba en la posición de delantero y que no jugaba mal. Sus primeros partidos los disputó con el equipo infantil "Unidos Venceremos", uno de los cuatro clubes del barrio Vivaceta.
Estaba "decidido" a ser futbolista, hasta que un día cuando iba camino a un entrenamiento, ayudó con la mudanza una familia que recién arribaba al sector y ahí conoció a Gloria, la "chica más hermosa que había visto" y que provocó su interés en la literatura.
"La certeza es la de saber que, por culpa de la literatura, el fútbol chileno perdió a un gran delantero"
Luis Sepúlveda
La historia dice que aquella niña la invitó a su cumpleaños y para la ocasión Sepúlveda le regaló una foto autografiada del plantel de la "Roja" que hizo historia en 1962. Ahí se dio un particular diálogo que cambió sus prioridades en la vida.
"No me gusta el fútbol– respondió. Y en esa frase conocí el veneno de los amores imposibles, el cruel significado del off side .
–¿Y se puede saber qué diablos te gusta?– le espeté con la certeza de la gloria perdida.
–Me gusta la poesía– dijo antes de desaparecer de mi vida. Pero no desapareció para siempre porque seguí pensando en ella, mirándola de lejos mientras con su uniforme del Liceo 2 de niñas se dirigía a la parada de buses. Un día cayó en mis manos un libro de poemas de Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada . Al leer el poema veinte sentí que Neruda lo había escrito pensando en mí, y en mi gloria perdida. Me convertí en un fervoroso lector de poesía".
A partir de ahí, Sepúlveda dejó atrás su fanatismo por la pelota y se adentró en el mundo de las artes para terminar siendo uno de los escritores chilenos más importantes de la historia.
"La vida es una suma de dudas y certezas. Tengo una gran duda y una gran certeza. La duda es si la literatura habrá ganado algo con mi militancia en la palabra escrita. Y la certeza es la de saber que, por culpa de la literatura, el fútbol chileno perdió a un gran delantero", reconoció en 2014. Es el particular lazo de Sepúlveda con este deporte.