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Así fue el muy desinhibido debut de "Amor en juego", el programa de citas de CHV

El espacio muestra una peculiar competencia: un participante debe ser seducido por cuatro personas, pero tres de ellas tienen pareja. El estelar se emitirá tres veces a la semana.

19 de Julio de 2016 | 23:50 | Emol
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El conductor del espacio, Marcelo Arismendi, junto a los participantes de esta primera semana de emisión.

CHV.
SANTIAGO.- El conductor de "Amor en juego", Marcelo Arismendi, dijo recientemente a Emol que "los niños tienen que estar durmiendo" a la hora en que se emite el programa que debutó el martes a las 22:30 en Chilevisión. Y ese comentario no es gratuito.

Porque ya en los primeros 10 minutos de "Amor en juego" se notó que no es apto para menores. Y todo tiene que ver con la naturaleza del formato, una adaptación de "Fool Around...With My Girlfriend/Boyfriend" de Endemol. Básicamente, se trata de un participante soltero, hombre o mujer, que es seducido por cuatro personas del sexo opuesto. Tres de estos competidores tienen pareja, quienes verán todo lo que ocurre.

La idea es, durante las emisiones de martes, miércoles y jueves, hacer creer al soltero seducido que la otra persona también lo es, no sólo con palabras sino con acciones. La razón para esto es que si se logra engañar al soltero, el ganador y su verdadera pareja se quedan con 10 millones de pesos. En caso de que se escoja a quien está soltero, el premio es para éste último.

En el primer capítulo se mostró a Rodrigo, un joven de 29 años que estudió música. La soltera Fernanda más las emparejadas Alondra, Vanessa y Camila lo trataron de seducir, con el consentimiento de sus respectivos pololos, Franco, Jonathan y Leo. Ya en los primeros minutos del programa tuvieron que darle besos a Rodrigo, pero eso es lo más recatado que se vio en el episodio. Y aún sabiendo las reglas del juego, los celos empezaron a aflorar de inmediato.

Luego, Rodrigo eligió la ropa con que dormirían las tres chicas durante su primera noche del programa, que transcurre en una amplia casa en La Dehesa. Obviamente, cuando revisó sus maletas se decidió por lo más ligero y transparente que encontró, y luego escogió a Fernanda para que pasara la noche con él. Junto con compartir más besos y acurrucarse, ella le dio pequeños datos, para que él interrogase a las demás chicas y las dejase en evidencia en cuanto a su situación amorosa. Y admitió sin una pizca de remordimiento que quería generar problemas en sus relaciones.

El resto de las participantes tampoco fueron un ejemplo de virtud. Cuando se reunieron con sus respectivas parejas en la "sala de estrategia"— un nombre que más bien debería ser "sala de celos, llantos, peleas y un poco de estrategia"—, para planear sus próximos movimientos, contaron que se unieron para inventar que Fernanda es quien mentía. Todo esto, claro, en medio de cuestionamientos y recriminaciones por lo que hicieron o dejaron de hacer. El drama autogenerado —hay que ser bien iluso en pensar que participar en un programa de este tipo no va a generar problemas— dejó al borde del colapso a Vanessa y Jonathan, quienes sufrieron y amenazaron con dejar "Amor en juego". Pero, obviamente, no lo hicieron.

Tras eso, fue hora de salir al patio para conversar y jugar con tres dados que daban instrucciones: acción, lugar del cuerpo y persona. Obviamente, no se trató de darse la mano o un beso en la mejilla. Es más, existía la opción "lamer pechos" durante una actividad que se desarrolló a plena luz del día. Inhibición es una palabra que claramente no existe en este universo televisivo.

Pero eso también pareció recatado ante otra actividad: las chicas tuvieron que bailar frente a Rodrigo para intentar subir su ritmo cardíaco, el cual fue monitoreado por una máquina especial para ello (pero que claramente no se desarrolló para ser usada fuera de una clínica ni para intentar ganar dinero). En sus esfuerzos, las chicas terminaron haciendo algo parecido a un lapdance y acciones cercanas a un club de striptease más que de baile. Nada de raro: ganar era para ellos lo que importa.

Claramente, el espacio no tiene pretensiones de ser cultural ni educativo, a menos de que el equipo responsable considere que "Amor en juego" sirva para enseñar anatomía humana. Porque a ratos, el uso de ropa es, por decirlo de algún modo, bastante opcional y escaso. Y no parece que la dinámica vaya a cambiar: ya en los adelantos del episodio del miércoles se ve cómo las chicas posan en ropa interior.
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