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Viajar en el tiempo en la TV: las dificultades tras la recreación de los años 50 en "Perdona Nuestros Pecados"

La teleserie nocturna de Mega se desarrolla a partir de 1952. Esto implicó construir un pueblo completo y un complejo trabajo extra de parte de el guionista, los actores, la dirección de arte y el diseño de vestuario. Y, claro, un gasto económico mayor.

16 de Marzo de 2017 | 08:10 | Por Carolina Cerda M., Emol
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El elenco central de "Perdona nuestros pecados".

Mega
SANTIAGO.- La teleserie nocturna de Mega "Perdona nuestros pecados" se tomo la primera franja del prime desde su debut el lunes 6 de marzo gracias a factores como su historia, su elenco y la casi imbatible pantalla caliente de la televisora.

Entre los elementos también que la han hecho promediar 26,3 puntos de rating entre el debut y el martes 14 se debe considerar el hecho de que se trata de una producción de época, la cual en un comienzo está ambientada en 1952 y debería recorrer posteriormente al menos siete años de la historia centrada en el poderoso Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy), su hija María Elsa (Mariana DiGirolamo) y el cura de Villa Ruiseñor, Reynaldo Suárez (Mario Horton).

La creación de este ficticio lugar significó construir en Pirque desde los almacenes y las casas, pasando por el colegio y la parroquia. "Evidentemente hay un esfuerzo grande para construir este pueblo y venir todos los días para acá. Hay un esfuerzo económico y también un esfuerzo personal en la gente. Si bien se han hecho todos los esfuerzos por tener todas las comodidades, no es lo mismo que estar en Vicuña Mackenna en el canal", comenta la directora del área dramática de la estación del grupo Bethia, María Eugenia Rencoret, explicando que las altas temperaturas suele ser un tema complejo. De hecho, hubo un retraso en la construcción de los interiores de las locaciones que obligó a grabar muchas escenas en exteriores durante las constantes olas de calor que han afectado al país en los últimos meses.

A pesar de esto, Rencoret asegura: "La gente está muy contenta. El equipo está muy contento, porque estamos haciendo una teleserie que, de verdad, a todos nos encanta. El generar estas historias de época y hacer un pueblo de los años 50, con sus vestuarios y todo, tantos a los actores como al equipo de producción, nos tiene encantados".


El director de arte de la producción, Guillermo Murúa, ciertamente piensa de ese modo. Murúa cuenta que debido a que él nació en 1941 y vivió esa época, no le ha sido tan difícil trabajar en recrear el período aparte del hecho de que "vivimos en una sociedad donde todo se bota, se desecha. No hay cariño ni se da valor a las cosas". Es por esto que le han servido los contactos que tiene desde que trabajaba en el Teatro UC, pues tiene muchos datos y hay gente que lo llama para ofrecerle elementos como juegos de loza.

Si bien admite que hay dificultades —"Lo más complicado es la cuestión gráfica, de eso no hay nada. Tuvimos que imprimir diarios, revistas como 'Eva', 'Rosita' y 'Zig Zag', porque las que existen están usadas, además de etiquetas de bebidas o carteles— asegura: "Ha sido un placer recordar esas cosas que muchos no conocen".
Por su parte, la diseñadora de vestuario Antonietta Moles dice que usó muchas revistas, películas y libros sobre la historia del vestuario para recrear la vestimenta de la época. "Era una moda muy bonita", cuenta, añade que debido a que su misión tampoco era realizar un documental histórico, se dieron algunas licencias en cuanto al uso local: "Tomamos cosas de otros países para darle un poco más sofisticación".

Sobre las dificultades que enfrentó, Moles explica que el mayor desafío es recrear el look con sin tener todos los implementos necesarios en cuanto a telas y accesorios. "Hay una búsqueda de material que requiere mucho más tiempo", dice y explica que la labor implicó ir a cordonerías antiguas donde les mostraban cajas de botones que tenían guardadas desde años. Eso también hicieron con los guantes, accesorios que encontraron en una tienda a la que compraron cada par que tenían disponibles. "Cuando aparecían esas cosas estaba feliz, como flotando", recuerda.

De todos modos, cuenta que hay cosas que no se encuentran, como sombreros, tocados y zapatos, algo que tuvieron que mandar a hacer. En el personaje en que tuvieron que poner más atención fue en el padre Suárez debido a que tiene diversos atuendos para su día a día, las misas y otras actividades religiosas como matrimonios.


La actriz Mariana Di Girolamo, por su parte, analiza lo que ha significado esta ambientación para el equipo: "Hacer una teleserie nocturna de época implica millones de cosas. Es una producción gigantesca y estamos en un pueblo a escala real. El tratamiento es distinto y hay una preocupación mayor por cada detalle. Los continuistas están haciendo un durísimo trabajo de utilería. Todos estamos trabajando para que funcione, porque no nos podemos caer en tonteras".

Historiador y psiquiatra


El guionista de la teleserie, Pablo Illanes, cuenta que siempre quiso hacer una producción de época y que para recrearla en los aspectos de costumbres y habla, trabaja con asesores. "Tenemos a un historiador, tenemos a un siquiatra: León Cohen, que siempre está con nosotros en las teleseries más difíciles, pero ha sido complejo igual".

Illanes explica que el tema de las relaciones interpersonales ha sido muy importante porque muchas de las cosas que antes eran comunes, ya no se dan de ese mismo modo. "Hay un montón de costumbres que son súper distintas: los niños no comían en la mesa".

En cuanto a las fuentes consultadas, cuenta que le sirvió mucho internet, especialmente el sitio memoriachilena.cl, y el uso de registros audiovisuales, como películas chilenas de José Bohr ("El gran circo Chamorro"), además de conversaciones con personas de esa época. "Mi papá, por ejemplo, tiene 73 años. Era chico, pero se acuerda sobre todo de las revistas que se leían o lo que se comía, que no es lo mismo que ahora".
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