Sergio Alfonso López, El Mercurio
SANTIAGO.- Sting es uno de esos músicos que tienen mal acostumbrado a su público. Porque con su profesionalismo a toda prueba, hacen pensar que sonar tan bien en vivo, como fue el caso de su regreso a Chile este martes, casi no precisa esfuerzo. Algo que, claramente, no todos los artistas consiguen.
Pero que en el caso de Gordon Sumner, el nombre real del hombre que saltó a la fama de la mano de The Police, la calidad es casi una certeza. Ya sea con sus versiones más acústicas, sinfónicas, en solitario o con su grupo, es algo que ya es una constante. En esta ocasión, el bajista llegó con un show de aires más rockero cargado de grandes éxitos, pero que no dejó de lado las canciones de su más reciente disco, 57th & 9th.
Es así como el británico de muy bien conservados 65 años comenzó su presentación con dos clásicos de The Police: "Synchronicity II" y "Spirits in a material world", además de uno sus mayores éxitos en solitario "English man in New York" para dar paso a temas más recientes, como "I can't stop thinking about you" y "One fine day".
Su presentación estuvo marcada por el impecable sonido, una sobria puesta en escena, hits de toda su carrera, algunos de ellos con remozados arreglos, además de la constante presencia de su hijo Joe Sumner sobre el escenario, ya fuera acompañando en coros, cantando en conjunto como fue el caso de "Shape of my heart" o a cargo del tributo a David Bowie con el cover de "Ashes to ashes".
El final del show llegó con las muy aplaudidas "Every breath you take" y "Fragile", temas que cerraron una jornada que dejó a los asistentes más que satisfechos.
Los ilustres teloneros
Media hora luego más tarde de lo anunciado, subió al escenario el primero de los teloneros. Lo llamativo es que fue el mismo Sting quien lo presentó en su más que decente castellano gracias al cual saludó diciendo "Muy buenas noches, querido público chileno". Y la razón es simple, se trataba de su hijo, Joe Sumner. Debido al retraso en el comienzo del show, el joven debió presentar apenas tres canciones, en las que dejó claro que el timbre de voz es algo que, especialmente en este caso, se lleva en la sangre.
Armado sólo con una guitarra, Sumner cantó "Looking for me, looking for you". Más adelante, The Last Bandoleros lo acompañaron en el escenario para tocar "Jellybean", una tierna canción dedicada a su descendencia.
Tras eso, The Last Bandoleros se tomó el escenario con "Maria". El punto más alto del grupo fue, eso sí, su interpretación de "Where do you go?", que tuvo al mismísimo Sting como ilustre invitado y una especie de autotelonero.
