El actor Mario Casas (de lentes) es uno de los protagonistas de "El bar".
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SANTIAGO.- Tiene su público fiel y cómo no, si a lo largo de su carrera como cinestasta, el español
Álex de la Iglesia ha impreso su sello en cada una de sus cintas con situaciones bizarras,
humor negro, personajes caricaturescos, suspenso y acción, ingredientes reflejados en la buena aceptación que han tenido películas como
"El día de la bestia" (1995),
"La comunidad" (2000) y
"El crimen ferpecto" (2004).
En "El bar", su reciente trabajo estrenado este jueves en las salas locales, de la Iglesia mezcla todos los ingredientes anteriores para generar una atmósfera de thriller que va de más a menos.
La historia—que cuenta con la actuación de Blanca Suárez, Mario Casas, Carmen Bachi, Alejandro Awada, Secun de la Rosa, entre otros—arranca con un grupo de personas que coinciden una mañana en un bar de Madrid. En un momento, uno de los individuos sale del local y recibe un balazo en la cabeza. Acto seguido, los transeúntes escapan. Un segundo personaje sale a ver qué ocurre y corre la misma suerte que el primero. Desde ese momento, los restantes protagonistas deciden quedarse en el mismo sitio atentos a recibir información de la extraña situación ocurrida en el exterior.
Los diálogos de humor sarcástico son una constante entre los personajes estereotipados de la cinta que, en buena parte del inicio de filme, arrancan un par de carcajadas.
Sin embargo, a medida que avanza el metraje, "El bar" entrega una sensación difusa al espectador respecto a la trama. La intención por explicar lo que ocurre al comienzo se vuelve agotadora y poco clara. La intriga se va convirtiendo en aburrimiento y las conversaciones se tornan tediosas y poco ácidas, y pasada una hora se vaticina un final carente de sentido y predecible.
De la Iglesia administra sin mucha suerte sus recursos en su última película. La falta de situaciones cómicas o de verdadera tensión vuelven a "El bar" un filme agotador, donde los personajes luchan entre ellos buscando la salvación ante un hecho que nunca es esclarecido ni justificado. Quizás guste al fanático acérrimo del español, pero dentro de su filmografía, no brilla con las mismas luces que otros de sus trabajos anteriores.