SANTIAGO.- El colectivo punk feminista
Pussy Riot se ha convertido en un emblema de los vínculos entre activismo y arte. En febrero del 2010 ganaron reconocimiento internacional tras ser encarceladas por protestar en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, de la Iglesia ortodoxa rusa. Tras irrumpir en el templo, hicieron un gesto de referencia frente al altar, al que luego subieron para interpretar una canción de protesta contra Vladimir Putin, quien por aquel se postulaba para la presidencia de Rusia.
Luego de estar dos años encarceladas, María Aliójin, Nadezhda Tolokónnikova y Yekaterina Samutsévitch y el resto de las chicas que componen el colectivo, volvieron a hacer noticia esta vez en la ciudad de Nueva York.
Tres mujeres con pasamontañas irrumpieron en la Torre Trump, lugar donde vivía Donald Trump antes de convertirse en presidente y mudarse a la Casa Blanca. Una vez dentro, desplegaron un cartel que clamaba: "Free Sentsov", haciendo alusión al director Oleg Sentsov.
El cineasta, de origen ucraniano, fue encarcelado en 2014 por haber perpetrado supuestos ataques terroristas. Sentsov, además de ser reconocido por su cine, es reconocido por su labor política y activista, posturas bajo las cuales se trató de justificar su encierro. En el medio internacional, colegas cineastas como Pedro Almodóvar y otros le hicieron llegar una carta al presidente Vladimir Putin solicitando su liberación.
Sentsov lleva casi 3 años preso y aún debería cumplir 17 años. Los cargos por los que fue imputado nunca quedaron del todo claros.
