RIAD.- Arrendar cintas en video club clandestinos, verlas a través de Youtube y páginas piratas, o viajar de forma express hasta países vecinos. Estas son las formas en que los cinéfilos de Arabia Saudita pueden disfrutar fugazmente del séptimo arte, ya que desde los años '80 que las salas de cine fueron prohibidas en el país. Las autoridades ultraconservadoras las vetaron bajo la justificación de que eran "una fuente de perversión".
Sin embargo, con la llegada del joven heredero Mohamed bin Salman, Arabia Saudita avanza hacia una sociedad más liberal. "Se autorizará a los cines comerciales a partir de comienzos de 2018, por primera vez en más de 35 años", indicó el Ministerio de Cultura e Información, que comenzará a otorgar licencias de explotación inmediatamente.
Una superproducción hispano-británica, "Born a King" ("Nacido Rey"), inaugurará las primeras salas de cine. Este largometraje es el primero rodado en una Arabia Saudita que se va abriendo a Occidente como hace treinta años lo hiciera la República China para que Bernardo Bertolucci pudiera dirigir "El último emperador" (1987).
Las cintas que lleguen a la gran pantalla serán sometidas a censura "según los criterios que se aplican a los medios de comunicación en el reino", entre ellos el respeto a sus "normas y valores morales".
El Gobierno saudita prevé que el sector del cine pueda contribuir con 90.000 millones de riales (24.000 millones de dólares) al PIB y que pueda crear 30.000 puestos de trabajo permanentes y más de 130.000 temporales para el año 2030.
El príncipe heredero, Mohammed bin Salman, ha presionado para una mayor apertura de la sociedad, incluyendo la eliminación de la prohibición de que las mujeres manejen y autorizando los conciertos.