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"La rueda de la maravilla": Woody Allen detenido en el tiempo

La cinta se ambienta en Coney Island durante los años 50. La vara estaba alta para Allen, quien carga con acusaciones de abuso sexual tan graves, que esta última y regular entrega no es suficiente para reivindicarlo como hombre ni como artista.

27 de Enero de 2018 | 11:42 | Por Constanza Troncoso M., Emol.
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Cinecolor
SANTIAGO.- La más reciente entrega de Woody Allen, "La rueda de la maravilla"—o "Wonder Wheel" si prescindimos de la desafortunada traducción del título—, está ambientada en el mítico parque de diversiones Coney Island, en Nueva York.

Un matrimonio disfuncional (interpretado por Kate Winslet y Jim Belushi) habita con su hijo pirómano en una diminuta casa que se ubica al interior del parque de diversiones. El desorden de sus vidas personales se intensifica con el ruidoso ambiente que les rodea. Mientras el personaje de Winslet mantiene un romance con un salvavidas (Justin Timberlake), el desastre se desata cuando la hija (Juno Temple) que su marido concibió en un matrimonio anterior llega a vivir a la pequeña casa y provoca en el acto el enamoramiento del amante.

La cinta se encuadra en la década de los 50 y todo en ella parece haberse quedado estancada en el pasado. Desde el argumento pseudo romántico hasta los personajes estereotipados; partiendo por la pareja conformada por una mujer histérica y un hombre alcohólico, imagen que el cine y la televisión han reproducido hasta el cansancio.

Allen en sí parece no entender que los tiempos han cambiado y que el hecho de que un director decida poner dos personajes femeninos en roles protagónicos, no significa una señal de respeto ni de comprensión para con el género. En especial si estos dos personajes son una mujer infeliz que dejó sus sueños de lado y una joven que necesita emparejarse con un hombre mayor para encausar su vida.


En general, el argumento de "Wonder Wheel" parece falto de sentido, vacío. Una rueda que permanece girando sin llegar nunca a destino.

El reciclaje de ideas en Allen se hace evidente. Ya en "Annie Hall" (1977) el cineasta representó a un personaje que durante su niñez había vivido dentro del mismo parque de diversiones. El efecto imaginativo de la escena lo logró aquella vez con muchísimo más éxito que ahora.

Sin un trasfondo que la sostenga y viendo al director repetir la misma fórmula una y otra vez sin mayores variantes, se puede adivinar que "Wonder Wheel" pasará rápidamente al olvido y por esto mismo, no vale la pena seguir sometiéndola a más análisis.

Lo mejor: La actuación de Kate Winslet, quien está muy por encima del resto del elenco. Un personaje sin mayor sustento se vuelve verídico con el poder de expresión de la actriz, que entrega madurez, nostalgia y frustración. También cabe mencionar la imagen creada por el director de fotografía Vittorio Storaro, quien reproduce con éxito el ambiente del parque en los años 50 y logra escenas realmente preciosas.

Lo peor: Lo anticuado de todas las ideas que presenta, como por ejemplo, la mujer madura celosa de la más joven por el amor de un hombre. Somnífero... También la actuación de Timberlake, que se basa en monólogos que interrumpen la narración de la historia, le quita a ratos el protagonismo a Winslet y se componen de diálogos básicos y forzados.

Esta vez la vara estaba alta para Allen, a quien se le ha castigado duramente la reputación por el reflote de las acusaciones de abuso sexual contra su hija Dylan Farrow. El peso con el que el cineasta carga actualmente es tan grande que sencillamente "Wonder Wheel" no es suficiente para reivindicarlo como hombre ni como artista.

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