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Analista internacional afirma que el modelo español de financiamiento que se estudia para TVN "es tramposo"

El periodista John Müller explicó a Emol cómo se suministran recursos a Televisión Española, el canal público que en 2010 comenzó a recibir aportes monetarios de estaciones televisivas privadas, radios y compañías de telecomunicaciones.

09 de Diciembre de 2018 | 07:03 | Por Alondra Barrios Peñailillo, Emol
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John Müller.

La Segunda
SANTIAGO.- "Soy partidario de la televisión pública no gubernamental. Tiene que ser un proyecto sustentable. Definir el rol, cuál es el esquema de financiamiento y gobernanza de su directorio", expresó el Presidente Sebastián Piñera en la reciente edición del programa "Llegó tu Hora" de TVN, al ser consultado por la crisis que enfrenta la estación de TV pública respecto a su financiamiento.

En la misma ocasión, el Mandatario aclaró que el Estado tiene el deber de promover "ciertos valores", recalcando que, para salvar al canal de las pérdidas que ha experimentado en los últimos años, "tiene que haber financiamiento público. Que el Estado licite fondos para que cualquier canal pueda concursar".

El pasado jueves, el diario El Mercurio aseguró que el Gobierno cuenta con "un par de borradores" que definirían una nueva ley orgánica de Televisión Nacional. Pese a estar en una fase embrionaria, una de las opciones que baraja el Ejecutivo es seguir el modelo de televisión y financiamiento similar a la de la TV pública española.

John Müller, periodista, analista internacional chileno y columnista del diario El Mundo, explica a Emol que antes de 2010, Televisión Española (TVE), la empresa que gestiona el canal estatal de dicho país, basaba su modelo de financiamiento solo en publicidad, pues como existía un monopolio de la TV pública, "era muy fácil que se financiara así".

Con el surgimiento de las televisoras pagadas, el patrón de turno empezó a fallar, "porque estas se empezaron a llevar parte de la torta publicitaria", afectando directamente a TVE. Tras estudiar los factores que llevaron al canal público a un déficit presupuestario, el ex Mandatario socialista José Luis Rodríguez Zapatero implementó una nueva propuesta, con la que la casa televisiva estatal se financiaría a través de un contrato con el Estado, el que le aportaría mayores recursos para continuar con su desarrollo.

A partir del 1 de enero de 2010, "Televisión Española dejó de tener publicidad y a cambio de eso se le asignó varias fuentes de recursos". "Por un lado, la financiación -como se dice en España - sería la recaudación de un impuesto que se llama Impuesto del Dominio Radioeléctrico, donde lo pagan las emisoras de radio, los canales de TV, los usuarios de servicios de telecomunicaciones. Un 80% de esa tasa va a TVE, pero tiene un tope", cuenta el periodista chileno. "La tasa puede recaudar miles de millones, pero nunca se le puede dar a TVE más de 330 millones de euros, que fue lo que se estableció inicialmente", agrega.

Las compañías telefónicas aportan, además, con un 0,9% de sus ingresos totales, "al margen del aporte anterior", algo que, según John Müller", "no es del agrado de las empresas", mientras que los competidores de TVE, como Antena 3, Telecinco y otras cadenas privadas, "tienen que proveer el 3% de sus ingresos". En tanto, los canales de TV cable están obligados a proporcionar el 1,5%".

Sin embargo, TVE está autorizada a tener un 1% de patrocinadores y tiene la obligación de no exceder dicha cifra.

Un modelo tramposo


Con la inyección de recursos, TVE logró salir de su inestabilidad, pero la nueva forma de financiamiento coincidió con los despidos masivos de trabajadores que, según el periodista y ex director adjunto de El Mundo, "llevaban más de 30 años" prestando sus servicios a la estación. A ello se sumó un intento por re direccionar la forma en que hasta entonces se hacía televisión.

"Se consideró que ya no era lógico realizar cosas que habían pasado a la historia. El convenio colectivo decía que cada vez que un periodista salía a la calle a reportear tenía que llevar a una cámara, ayudante de cámara, iluminador, sonidista, director de realización y eso era imposible. Cada vez que había que cubrir una noticia, había que mandar prácticamente una unidad móvil para hacer algo muy chico. Ellos seguían con los estándares de la TV antigua, de la BBC de los años sesenta", dice Müller.

Pese al intento, Televisión Española fracasó en su reinvención, pues al poco tiempo de finiquitar su relación laboral con cientos de sus empleados, el canal contrató a otros profesionales, aplicando las mismas "costumbres y los mismos acuerdos sindicales que impedían hacer las cosas de manera más sencilla". "Empezaron a contratar a gente más joven. Vino la renovación tecnológica y necesitaron ilustradores gráficos y gente que hiciera animaciones cuando antes tenían sonidistas, iluminadores y otro tipo de personal. Tuvieron que incorporar a este nuevo tipo de profesionales cuando el presupuesto no estaba contemplado para eso", señala.

Cinco años después de la implementación de la nueva forma de financiamiento, José Antonio Sánchez, presidente de la Corporación de Radio y Televisión Española, S.A. (RTVE), confesó que la manera en que se mantenía a la estación estatal era insostenible y corría el riesgo de retornar a la crisis que la llevó al colapso. "Lo que pasó fue que el canal tuvo que conseguir más dinero y lo ha conseguido. En los últimos años el Estado le ha transferido las cantidades que han pedido, pero como dijo el último presidente, la situación desde el punto de vista financiero fue insostenible", cuenta el chileno.

"¿Qué es lo que se habla en España? Primero, que TVE vuelva a tener publicidad comercial. La inversión publicitaria se está retirando de la TV y eso significa que la Televisión Española, incluso la privada, tendrá que reconvertirse en el poco tiempo", expresa.

- ¿Es factible aplicar un modelo así en Chile para Televisión Nacional?

- La pregunta aquí es si queremos y es necesaria una TV pública. Ese debate se ha dado en España y el consenso es que sí es necesaria, porque España tiene un idioma que defender, una lengua con la cual hay un vector cultural que es importante mantener. El planteamiento debería ser ese, en términos culturales. Chile no tiene un idioma qué mantener. Si pasa algo en Punta Arenas, la gente de allí quiere que el canal público refleje lo que les está pasando. Evidentemente hay una tarea informativa que el Estado, de alguna manera, debe cubrir, porque si no lo hace el sector privado, yo creo que la forma más sincera es que haya una TV pública que reciba dinero público y que simplemente cumpla con el objetivo de ser un canal estatal, no una TV comercial.

El modelo español es, finalmente, una trampa. ¿Qué deberíamos mirar de él? El qué queremos de una TV pública. ¿Queremos que esa TV se gaste millones de dólares en cubrir la Fórmula 1 o que transmita los discursos presidenciales y cambios de mando? Eso es lo que hay que aclarar, el para qué la queremos.

- A su juicio, ¿qué modelo es digno de estudiar para salvar a TVN de la crisis actual?

- El modelo que se elija estará en crisis en 10 años, porque hace una década no teníamos Netflix. Lo que hay que hacer es pensar si hoy haríamos lo mismo que se hizo en los años sesenta cuando se le encargó el desarrollo de la TV a las universidades. ¿Queremos desarrollar una tecnología o contenidos? A lo mejor la mejor manera son sitios web públicos o aplicaciones. Quizás hay una parte de la información que el Estado podría suministrar por otros medios. Tal vez la Onemi debería tener una aplicación que cada chileno pueda tener en su móvil donde la avisen de emergencias. Quizás la TV pública podría ser un Netflix público que estimule a los creadores chilenos a hacer series y poder venderlas en el mercado de la TV.

Ningún modelo me parece digno de ser copiable tal cual. El modelo de la BBC, por ejemplo, se financia por un impuesto específico, un canon que cuando compras tu televisor y lo pones en tu casa, te empieza a llegar todos los años. Son 180 euros que se pagan y otros países como Alemania, Francia e incluso Polonia, financia su TV estatal de la misma forma.
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