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Director ganador del Oscar por "El secreto de sus ojos": "Es una gran deuda que entre latinos veamos más nuestro cine"

Juan José Campanella regresó a la pantalla grande con "El cuento de las comadrejas", una versión renovada y estilizada de una película considerada de culto en Argentina. En conversación con Emol, habló sobre sus años de "receso" cinematográfico y su acercamiento al mundo del teatro.

26 de Mayo de 2019 | 08:12 | Por Nathalia Quijada, Emol
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EFE
SANTIAGO.- El director argentino Juan José Campanella, ganador del Oscar por "El secreto de sus ojos" (2010), regresó a la pantalla grande entremedio de buenas críticas con el estreno de "El cuento de las comadrejas", un remake de la película de culto "Los muchachos de antes no usaban arsénico" (1976).

En una década donde solo lanzó un filme animado llamado "Metegol" (2013), Campanella aprovechó el tiempo para encontrar un nuevo amor: el teatro. Además, se dedicó a preparar de la mejor manera el guion de su reciente lanzamiento, el que venía trabajando desde 1997 y al cual fue aplicando año a año cambios según lo que él quería contar.

En esta nueva cinta, el cineasta de 59 años aborda la historia de cuatro ancianos ligados al mundo del espectáculo: un experimentado actor, una estrella de cine del pasado, un antiguo guionista y un director de cine, quienes verán la paz de su hogar alterada cuando dos jóvenes llegan para hacerles una tentadora oferta.

Foto: BF Distribution

Como parte de la promoción de "El cuento de las comadrejas" -que ya se encuentra en la cartelera nacional- Campanella visitó Santiago y conversó con Emol sobre su acercamiento hacia el teatro, su experiencia con la animación y su percepción respecto a la valoración actual del cine latinoamericano.

- ¿Qué hubo entre "El secreto de sus ojos" y esta película? ¿Trabajaste para algún otro proyecto o fue más bien un receso cinematográfico?

- Estuve cuatro años con "Metegol" (2013), que fue una película de animación de la cual nos quedó un estudio muy lindo con el que seguimos trabajando mucho. Pero ese fue un proyecto largo, creo que si hubiera estudiado medicina me hubiera demorado menos tiempo. La verdad es que fue una cosa increíble, de muchísimo trabajo. Tres años y medio de inmersión total, no tuve vacaciones porque siempre estaba en internet pendiente de que me mandaban tomas, dibujos, planos.

Ahí terminé con unas ganas tremendas de hacer algo que fuera absolutamente vacío de tecnología, entonces dirigí una obra de teatro que adapté yo, que no era mía, pero era la obra que más me había gustado en la vida, y la adapté a Buenos Aires. Quería volver a sentir lo que era trabajar con actores y diálogos, y si había que mover algo que fuera colgándolo con una soga y moverlo con una polea. Bueno eso fue "Parque Lezama", que tuvo 860 funciones en cartel, un éxito tremendo, gira por toda Argentina. Ahora la vamos a hacer en España... Y me enamoré del teatro. Ocurrió una cosa a una tardía edad, pero empecé con muchos proyectos de teatro, el más grande construir un teatro en el centro de Buenos Aires, que estamos en el medio de eso.

También tenía ganas de tomarme un tiempito para la próxima película después de "Metegol", e hice algunas cosas de televisión en Estados Unidos. Me gusta, me gusta trabajar para otros, ponerme en el lugar del que tiene que cuidar o mejorar la idea de otro, y no ser el que tiene toda la responsabilidad de la idea. No sabes cómo libera. Pero además te fuerza a moverte en ámbitos que a uno no se le ocurrirían creativamente, porque hice una serie de ciencia ficción, cosa que a mí no se me hubiera ocurrido.

- Te enamoraste del teatro en este proceso, pero estuviste muy cerca de la animación, ¿te enamoraste también de eso o sentiste que es algo muy lejano a tu proyección cinematográfica?

- Sigo enamorado de la animación, por eso estoy muy entusiasmado con el estudio, de las cosas que hacemos y trabajo con los muchachos desde el mirar, tirar ideas y pelotear cosas creativamente, pero dirigir una película de animación es absolutamente distinto. Distinto en el estilo de vida te digo, no solamente en lo creativo. Es una manera de vivir que no es para mí.

- Esta nueva película que tienes ya en cartelera, es un remake de una película de culto en Argentina. ¿Cómo trabajaste el tema de la modernización de la historia y la estética?

- Yo el primer boceto de esta película lo hice en el año '97. Así que ya llevo 22 años con este guion. Hay que aclarar que la película original ("Los muchachos de antes no usaban arsénico") a mí me encantó, me fascina y soy uno de los fanáticos más grandes. Pero a lo largo del tiempo, de los años, había un par de cosas que quería contar y quería hacer una película como las de antes.

Mis películas en general están muy enraizadas con la realidad, con el realismo y hasta con el costumbrismo, incluso a veces son criticadas por eso pero a mí me encantan por eso. Pero quería hacer una como esas de Lubitsch que es mi director favorito de comedias, o de Billy Wilder, o esas que uno iba al cine a escaparse de la realidad, a gozar con las vueltas de tuerca del guion, de los diálogos estilizados, con las grandes actuaciones. Y eso me pareció que esta película original era un vehículo perfecto para hacer esta película, y bueno ahí cambié muchas cosas, pero no fue tanto por aggiornarla, sino que para contar otras cosas.

Foto: BF Distribution

- Considerando la historia que tiene, con una temática de adultos mayores, ¿para quién recomendarías esta película?

-
Yo nunca lo sé. Cuando la hago, nunca lo sé. Pero me fijo qué pasa con el público, y lo que me ha pasado, paradójicamente, que si bien esta es la única película que hice que tiene cuatro viejos en el póster, es la que más les gusta a los jóvenes. Tremendo, al nivel de aplaudir a carcajadas, son los que más la recomiendan. Les gusta más que mis otras películas, a las que ven medias sentimentales. Pero esta, como son cuatro viejos muy cool, demasiado transgresores, que han tenido mucha fiesta y mucha noche, mucho rock and roll encima, no hay jóvenes hoy en día que puedan tener la vida que tuvieron estos tipos. Entonces los ven como con una impunidad y una diversión muy fuerte, y se ríen muchísimo con estos tipos.

- ¿Cómo ves el cine latinoamericano hoy en día? Considerando el tiempo que ha pasado desde el 2001 que fuiste nominado por primera vez al Oscar, hasta hoy en día.

- Chile ahora ha tenido un montón y ha ganado. Me parece que el cine latinoamericano se está empezando a tomar en cuenta, que las cinematografías locales están creciendo mucho, porque antes la verdad era Brasil, Argentina, México, como cinematografías digamos locales. Ahora está Chile, Colombia, Perú, realmente se está creciendo mucho, y desde ya, casi que un festival internacional sin por lo menos una película latinoamericana es un insulto. No puede ser, tienen que poner una.

Yo lo que sigo creyendo que es una gran deuda que nos veamos más entre los países latinos. Una vez cuando era presidente de la Academia de Argentina traté de hacer un servicio de streaming latino para cine latino, no tuve éxito. Conseguí todo, pero no me dieron bola los productores. Era sin fines de lucro, toda la ganancia era para los que hacían las películas. Porque me parece que es un medio por el cual podemos empezar a conocer a nuestros actores, a oír nuestros acentos.

Esto a veces enoja a los actores de doblaje, pero me parece que los actores de doblaje hacen un gran trabajo para doblar películas de otro idioma. Soy un común enemigo de doblar películas latinoamericanas al español neutro, me parece que nos saca lo que somos...

- ¿Puede perder mucha esencia la película?

- Exactamente. Si a mí lo que me divierte es escucharla en el acento original, además si es una comedia que me hace reír. Imagínate hubiesen doblado al "Chavo" al español neutro o a Cantinflas. Si lo gracioso es el acento original y tenemos que empezar a escucharlo, a conocer a los actores, a familiarizarnos más. La verdad está empezando a ocurrir gracias a la televisión y al cable panregional, pero fue siempre lo más difícil.

Las audiencias de los países latinoamericanos casi que prefieren ver una película de cualquier país que de otro país latinoamericano.
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