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Ian Curtis, el ídolo que "vivió muy deprisa" y que adelantó su muerte en las letras de sus canciones

Este lunes, se cumplen 40 años desde que el músico y compositor decidió acabar con su vida. Su legado aún ha sabido permanecer en la industria.

18 de Mayo de 2020 | 12:01 | EFE / Editado por N. Quijada, Emol
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Un día antes de marcharse de gira a Estados Unidos, hace ya 40 años, Ian Curtis decidió acabar con su vida mientras en su tocadiscos sonaba Iggy Pop. Entonces, puso fin a Joy Division y creó un mito romántico en torno a él.

Que su figura haya servido de inspiración a miles de músicos no es casualidad. Curtis emergió de Macclesfield en la década de los '70 en el Reino Unido, una época pobre e industrial en la que el talento era enterrado por los largos turnos en trabajos de bajo salario.

Vivió muy deprisa y logró en pocos años el éxito en el entorno musical. A los 23 años había sacado adelante un grupo, se había casado, tuvo una hija y le había sobrado tiempo para enamorarse de una periodista belga con la que hizo desesperar a su esposa, Deborah.

Desde que Joy Division, por entonces con el nombre de Warsaw, se formó en un concierto de Sex Pistols en 1976, hasta la trágica mañana del 18 de mayo de 1980, todo fueron subidas y bajadas apoyadas por su trastorno bipolar.


Curtis llegó a rozar la vida de sus ídolos David Bowie y Lou Reed, pero lo hizo atiborrado de medicamentos por los ataques de epilepsia que comenzaron en 1978. Apenas disfrutó de su éxito. Se fue debilitando poco a poco por los estragos de una carrera meteórica.

Cayó desplomado en medio de conciertos, sufrió terror a salir al escenario y miedo a la propia muerte que le acechaba. Se intentó suicidar solo unos meses antes de su deceso, y nadie parecía darse cuenta.

"No comenzamos a escuchar y entender las letras de Ian hasta que murió. Ahí nos dimos cuenta de todo lo que estaba viviendo por dentro", dijo Bernard Summer, guitarrista del grupo, a The New York Times.

Cuando puso punto y final a su vida, se marchó un compositor excepcional que ayudó a que el post-punk naciera y a que grupos como The Cure encontrasen una vereda por la que moverse.

Sus letras depresivas surgían rápidamente de su turbulenta mente. Ian aparecía en las sesiones de grabación con una bolsa llena de anotaciones. Cuando sus compañeros comenzaban a tocar, sacaba alguno de esos papelitos y creaba la canción.

El 18 de mayo de 1980, Curtis hizo prometer a su aún esposa que lo dejaría dormir solo y que no volvería hasta que se hubiese ido a reunir con sus compañeros de grupo para partir de Estados Unidos. Escribió una carta y todo terminó. "Puedo oír a los pájaros cantar", dijo en la nota.

Sus cenizas reposan en el cementerio de Macclesfield, las de Joy Division se convirtieron en New Order. Su lápida es el último reducto que queda para los amantes de la banda. No es tan famosa ni tan atractiva como la de su ídolo Jim Morrison en el Pere-Lachaise de París, pero en ella quedó escrito el epitafio "Love Will Tear Us Apart", probablemente la canción más famosa de la banda.