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Desde la "jugada" de Lula a la inestabilidad económica: La crisis de Brasil en ojos de chilenos

Clima de incertidumbre y de indignación, son las principales sensaciones narradas por tres chilenos que viven en carne propia las consecuencias de la trama de corrupción más grande de la historia de ese país.

18 de Marzo de 2016 | 11:50 | Por Valentina Salvo U., Emol
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EFE
SANTIAGO.- Multitudinarias manifestaciones y un clima de incertidumbre son la tónica hoy en Brasil, donde una serie de casos de corrupción tienen sumido en una profunda crisis social y política al país más grande de Sudamérica.

La nominación como ministro del ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, actualmente investigado por su vínculo con el caso Petrobras, y el proceso de juicio político en contra de la actual Mandataria Dilma Rousseff, por supuesto financiamiento irregular, mantienen al país en un clima polarizado y no han dejado indiferentes a los miles de chilenos que actualmente viven allí.

Clima de indignación


Así lo describe Oriana Miranda (27), periodista chilena que se encuentra estudiando una maestría en Antropología en la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro. Según relató a Emol, tras conocerse que Lula sería parte del Ejecutivo, las manifestaciones estallaron y cerca de mil personas se tomaron la avenida Atlántica de Copacabana.

"Está muy polarizado (…) hubo algunos conflictos y peleas, porque los manifestantes en contra del Gobierno atacaban a quienes apoyaban a Dilma", señaló, agregando que ese es principalmente su gran miedo.

"El aumento de la violencia entre los que están en contra y a favor del gobierno me preocupa (…) estoy expectante. No sé qué va a pasar (…) Creo que de cualquier forma esto va ir en escalada y hay mucha incertidumbre en cómo va a terminar".

El ex Mandatario es investigado por los delitos de lavado de activos, falsificación de documentos, tráfico de influencias y corrupción, por lo que el juez Sérgio Moro solicitó la prisión preventiva en su contra. Sin embargo, su nuevo cargo como jefe de Gabinete le entrega el beneficio del fuero político que le otorga impunidad judicial, pudiendo sólo ser juzgado por el Tribunal Supremo.

José Pablo Gonçalves (44) comenta que, a diferencia de Oriana, él no ha visto enfrentamientos, pero asegura que en el país hay un clima de indignación. Hace seis años que es profesor de lenguas en Vitória, la capital del estado de Espírito Santo, una zona que describe como "tranquila".

"No he visto violencia, en ningún sentido. Pero la gente está molesta porque es una tremenda vergüenza para el país (…) Los ánimos están bien alterados, es un tema que molesta, a mí me tiene así", expresó.

Inestabilidad económica


Marcela Calderón es productora de televisión y vive hace tres años en Mogi das Cruzes, una localidad situada a las afueras de la ciudad de Sao Paulo. Según cuenta, el color rojo, símbolo del oficialista Partido de los Trabajadores, es difícil de usar durante estos días.

"Se pidió a todo el mundo que se vistiera de negro en señal de luto. Quien salía de rojo a la calle estaba complicado (…) Yo salí de rojo y unas compañeras me dijeron 'anda a cambiarte esa blusa porque si te ven van a pensar que estás a favor'", explicó.

A su parecer, el principal problema que viven hoy los extranjeros en el país, es el cambio constante en la economía. "Cuando Lula fue preso, el dólar bajó; lo nombraron ministro, el dólar subió. (…) para quienes quieren enviar dinero hacia afuera o a quienes viajan hacia afuera, también les afecta toda la inestabilidad económica", enfatizó.

Agregó que los impuestos son "excesivos" debido al financiamiento de gran cantidad de beneficios sociales que se le otorgan a las personas más humildes, los únicos que, según ella, hoy mantienen su apoyo al Gobierno. Sumando los hechos de corrupción y al nombramiento de Lula, afirma, la crisis empeoró.

"La gente lo sintió como una bofetada en la cara, como que se están riendo o están pensando que somos tontos, que no nos damos cuenta de lo que está pasando. Fue una actitud como tratando a la gente de una forma muy infantil", criticó.

Ni Oriana, ni José Pablo, ni Marcela tienen alguna noción de lo que puede suceder. La sensación es de incertidumbre total, ante la imagen de un Gobierno y un ex Presidente involucrados en la trama de corrupción más grave de Brasil.
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