RÍO DE JANEIRO.- El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva no parece dispuesto a tirar la toalla en medio de la tormenta que azota al país y que sacude al Partido de los Trabajadores (PT), aunque hoy admitió que "es pronto" para pensar en las elecciones de 2018 y reconoce que está en "edad" de jubilarse.
"Es muy pronto para pensar en 2018, hay mucha gente joven, mucha gente buena y yo ya estoy en edad de jubilarme", afirmó hoy el ex mandatario, de 70 años, durante un acto organizado en Río de Janeiro en defensa de las empresas públicas y contra el Gobierno del presidente interino, Michel Temer.
Ante varios cientos de simpatizantes, Lula reivindicó la "revolución" del PT y de su Gobierno y recuperó el tono reivindicativo de sus años como sindicalista para animar a las bases del partido, que vive sus horas más bajas en medio de acusaciones de corrupción que salpican al propio ex mandatario.
"Quería decirle a cada uno de ustedes, a cada hombre y cada mujer de este país, que no piensen que van a destruir todo lo que hemos hecho", dijo.
"Hicimos la mayor revolución social del mundo sin pegar un solo tiro, sin matar a una sola persona", añadió.
"No van a impedir que miremos por el país haciendo las denuncias que tengamos que hacer", advirtió el ex presidente, interrumpido por gritos de "Fora Temer" y "Volta querida" en alusión a la presidenta Dilma Rousseff, separada temporalmente del poder por decisión del Senado para enfrentar un juicio político destituyente.
"Temer acaba de dar un golpe, no contra Dilma, sino contra la decisión del Senado, porque el Senado apenas lo colocó como presidente interino", denunció.
"No estoy diciendo que Dilma no cometió errores. Los cometió, pero queremos que vuelva", concluyó el ex presidente, despedido por el auditorio con una ovación al grito de "Lula, guerrero del pueblo brasilero".
El ex presidente, que durante su intervención lanzó un alegato en defensa de las empresas públicas, en especial de Petrobras, está en la mira de la Justicia precisamente en la investigación abierta por los millonarios desvíos en la petrolera estatal brasileña.
