SANTIAGO.- El próximo 20 de enero de 2017, el magnate del rubro inmobiliario y ex figura de televisión, Donald Trump, se convertirá en el nuevo Presidente de Estados Unidos. A poco más de un mes de que aquello ocurra, el rubio republicano se enfrascado en una serie de polémicas y discusiones públicas que hacen vislumbrar cuál será el tenor de su gestión.
La naturaleza controvertida a la que nos tiene acostumbrados el poderoso multimillonario, ha salido a flote con mayor fuerza aún desde que resultó victorioso en las elecciones del pasado 8 de noviembre, en las que superó a la entonces favorita Hillary Clinton.
Tensión con China
Una de sus más recientes polémicas como Presidente electo tiene que ver con su enemistad con China. A pesar de que la rivalidad de Trump con el gigante asiático ya había sido anunciada por el propio magnate durante su campaña a la Casa Blanca, la última semana sus dichos en contra del comercio y la política china han complicado aún más las ya tensas relaciones chino-estadounidenses.
"China es responsable de casi la mitad de nuestro déficit comercial (…) ellos no respetan las reglas del juego y ha llegado el momento de que lo empiecen a hacer", afirmó en un acto de campaña en Iowa, en el marco de su "gira de agradecimiento". Sus declaraciones sacaron ronchas tanto en las autoridades del Gobierno chino como en la prensa del mismo país, la que respondió duramente a sus dichos tildándolo de "niño ignorante".
Pero ello no sería todo, pues el multimillonario oriundo de Nueva York puso en duda que su gestión respete la tradicional política de "una China", impuesta por el país asiático a todos quienes deseen tener relaciones diplomáticas y que impide cualquier independencia formal de la isla de Taiwán, separada políticamente del continente desde 1949, pero que Beijing desea unificar a su territorio.
"No entiendo por qué debemos estar ligados a la política de una sola China, salvo que hagamos un acuerdo para obtener otras cosas, incluso en el comercio", declaró Trump aumentando la incertidumbre respecto al tema, pocos días después de que se diera a conocer que mantuvo un contacto telefónico con la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.
Rusia, los hackers y los votos
"Creo que es ridículo. No es más que otra excusa. No me lo creo", dijo Trump el domingo en entrevista con Fox. Así, hizo alusión a una supuesta investigación secreta de la CIA publicada por el Washington Post, en la que se habría determinado que Rusia interfirió en las elecciones estadounidenses con el fin de ayudarlo a llegar al sillón presidencial. "Cada día es otra excusa. Tuvimos una victoria electoral masiva", insistió.
El presunto informe de inteligencia, ordenado supuestamente por el Presidente Barack Obama, fue cuestionado también por el equipo de transición de Trump, quienes aprovecharon para burlarse de la CIA. "Esas son las mismas personas que dijeron que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva", dijeron recordando el episodio en que el servicio secreto dio información falsa al Gobierno de George W. Bush, quien decidió concretar la invasión en Irak.
Pero las dudas por su sorpresiva victoria también le han generado otras polémicas. La candidata presidencial del Partido Verde Jill Stein solicitó un recuento de votos en Pennsylvania, Wisconsin y Michigan, asegurando que existirían irregularidades en el proceso. El empresario respondió duramente a la solicitud, calificándola de un "fraude" y acusando a Stein de querer "llenar sus arcas de dinero". "El pueblo ha hablado y la elección terminó", enfatizó.
Congelamiento con Cuba
El Presidente electo también hizo polémica por reafirmar públicamente sus advertencias de campaña de suspender cualquier acercamiento de EE.UU. a Cuba., uno de los pilares en materia de relaciones exteriores de la administración de Obama. "Si Cuba no está dispuesta a tratar mejor al pueblo cubano, la gente cubanoestadounidense y Estados Unidos en general dará por terminado el acuerdo", publicó en Twitter.
El mensaje en las redes sociales se produjo un par de días después de que Trump reaccionara a la muerte del líder cubano, Fidel Castro, catalogándolo de "brutal dictador que oprimió a su propio pueblo por cerca de seis décadas" y añadiendo que su "legado es uno de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales".
Declaraciones que coincidieron con la llegada del primer avión comercial a La Habana desde suelo estadounidense, símbolo del descongelamiento de las relaciones entre ambos países, que con la llegada del republicano al poder, podría desvanecerse por completo.
Críticas al "Air Force One" y a los F-35
Finalmente, el Mandatario electo protagonizó este lunes una nueva polémica al criticar los costos del programa de desarrollo del avión de combate F-35, uno de los más caros de la historia militar moderna con precios de al menos 113 millones de dólares por cada aeronave.
"Los costos del programa F-35 están fuera de control. Miles de millones de dólares pueden y serán ahorrados de compras militares después del 20 de enero", indicó el magnate en su cuenta de Twitter.
Así, tumbaría el plan original de las Fuerzas Armadas estadounidenses de comprar 2.457 de estos aviones de combate.
Los dichos de Trump se suman a los ya hechos días atrás, cuando advirtió con cancelar el pedido a la empresa Boeing por el nuevo modelo de avión presidencial, cuyos costos también están "fuera de control".
