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Hacinamiento, violencia e incluso canibalismo: La dura realidad de la crisis carcelaria que azota Brasil

La reciente ola de motines y muertes al interior de las prisiones ha vuelto a poner en la palestra el precario sistema, en el que las bandas de narcotraficantes se han apoderado de los recintos penitenciarios.

27 de Enero de 2017 | 11:55 | Por Valentina Salvo U., Emol
SANTIAGO.- Desde que comenzó el año 2017, en Brasil han sido asesinados más de 130 presos en diversas cárceles del país, un tercio de los que murieron en prisión durante todo el año pasado. La crisis carcelaria en el gigante latinoamericano ha alcanzado una nueva cúspide y los enfrentamientos entre bandas rivales han vuelto a tomarse los establecimientos en todo el país.

El Complejo Penitenciario Anísio Jobim, en la localidad de Manaos, en el Amazonas, fue su comienzo. Tras las celebraciones de año nuevo, los brasileños fueron testigos de una de las peores masacres carcelarias de la historia de su país. Una revuelta que se extendió por 17 horas entre el domingo 1 y el lunes 2, dejó un saldo de 56 muertos. Muchos fueron decapitados, mutilados y quemados como parte de la venganza de una banda de narcotraficantes reinante al interior del penal.

Tras ello, la guerra de las dos principales organizaciones criminales del país que se disputan el negocio de la droga al interior de los penales, el Comando Vermelho (CV), de Río de Janeiro, y el Primeiro Comando da Capital (PCC), de Sao Paulo, se desató. Y con ella, los motines y contantes huídas de presos.

La última ocurrió este jueves en la cárcel de Alcaçuz, la mayor el estado brasileño de Río Grande do Norte, en la ciudad de Natal, donde 56 reos huyeron. En ese mismo recinto, el pasado 14 de enero 26 presos fueron asesinados.

Radiografía al sistema

Un informe presentado a comienzos de 2016 por el Departamento Penitenciario Nacional (Depen), pero que corresponde a cifras hasta 2014, reveló que hay 622.202 detenidos en el país. Ello pone a Brasil en el cuarto puesto del ranking de naciones con mayor población carcelaria del mundo, siendo superado sólo por Estados Unidos, China y Rusia. La proporción es de 306 presos cada 100 mil habitantes, cuando la media mundial es de 144.

El documento revela también que hubo un aumento de la cantidad de reos adultos de un 85% entre 2004 y 2014, mientras que la cifra total de encarcelados supera en un 67% la capacidad oficial de los recintos penitenciarios. Además, la población carcelaria brasileña es más bien joven, pues el 55% tiene entre 18 y 29 años.

La organización Human Rights Watch, en su análisis 2017 de cada país, enfatizó su preocupación por la crisis carcelaria que enfrenta Brasil. "En las prisiones de Brasil hay mucha gente que no debería estar allí. Un 40% de las personas está esperando un juicio. A nivel internacional esa cifra es del 22%, y en los países desarrollados es del 8%", sostuvo el investigador dedicado a estudiar las condiciones de las prisiones en el país, César Muñoz.

Un análisis similar hicieron desde Depen. El director general del organismo, Renato De Vitto, hizo hincapié en que el crecimiento de la población de personas privadas de libertad en Brasil en los últimos años no ha significado una reducción de la violencia."Incluso con el aumento de encarcelamientos, la sensación de inseguridad no ha disminuido. Esto significa que tenemos que repensar la prisión como un instrumento de política pública para combatir la delincuencia ", dijo.


Narcotráfico, asesinatos y canibalismo

Para los expertos, el gran problema es que buena parte de los reos se encuentran en ese estado por el delito de narcotráfico. Ello ha provocado que las dos grandes bandas proveedoras de droga en el país se enfrenten al interior de los recintos. Según el mismo informe oficial, la tasa de crímenes fue de 95,23 por cada 100.000 habitantes, mientras que entre la población general, la tasa fue de 29,1.

Pero además, la falta de higiene en el interior y la transmisión de enfermedades venéreas son otro de los grandes focos que amenaza a la población penal. Según el Ministerio de Salud, las personas privadas de libertad tienen, en promedio, 28 veces más probabilidades que la población general de contraer tuberculosis. Mientras, respecto de la tasa de prevalencia de VIH / SIDA entre los reclusos fue del 1,3% en 2014, y entre la población general fue del 0,4%.

Así, las cárceles se han caracterizado por la insalubridad, extrema violencia, asesinatos e incluso el canibalismo. Según relató una investigación de la BBC, en diciembre de 2013, un grupo de presos asesinó a Edson Carlos Mesquita da Silva en la cárcel de Pedrinhas, el complejo penitenciario más grande de estado de Maranhão, al noreste del país. Cortaron su cuerpo en 59 partes, lo salaron y lo arrojaron en distintas partes del penal en bolsas de basura. Se encontraron todas las partes del cadáver, a excepción de su hígado.

"Según el relato de un testimonio que mantenemos bajo reserva (...) el hígado lo habrían asado, dividido entre los presos y comido", aseguró el fiscal brasileño Gilberto Câmara França Júnior, quien estuvo a cargo más de dos años del caso.

El caso se transformó en un ejemplo de los actos que pueden llegar a cometerse al interior de las cárceles brasileñas, donde los presos mandan. De hecho, tras los motines llevados a cabo durante las últimas semanas en la prisión de Alcaçuz, los reos sueltos en los patios y paseándose con banderas y pañuelos en la cara, por los tejados del establecimiento que, según las propias autoridades, está destruido por dentro producto de la guerra que se vive en su interior.