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Molenbeek, el barrio belga azotado por la militarización y el desempleo a un año de los atentados

Situado a menos de un kilómetro del centro neurálgico de la capital, se ha visto marcado por albergar a los yihadistas responsables de los ataques de París, Madrid y de la misma Bruselas.

22 de Marzo de 2017 | 13:49 | Emol
SANTIAGO.- "Casi siempre que pasa algo (vinculado con el terrorismo) he constatado que casi siempre hay un vínculo con Molenbeek. Hay un problema gigantesco". Esas fueron las palabras del Primer Ministro de Bélgica, Charles Michel para admitir hace un año, que el barrio de la ciudad de Bruselas se ha transformado, según muchos, en el principal nido del radicalismo islámico de Europa.

Se trata de un barrio situado a menos de un kilómetro del centro neurálgico de la capital belga. Es una de las 19 comunas y se ubica en el oeste de la ciudad, albergando a cerca de 100 mil personas. Su vida diaria está marcada por la alta tasa de extranjeros que alcanza el 27% y por las decenas de mezquitas en sus calles.

Pero Molenbeek se volvió un problema para las autoridades hace sólo algunos meses. Principalmente luego de que fuera uno de los escenarios del atentado terrorista del pasado 2 de marzo de 2016, en el que murieron 32 personas. El ataque que, afectó a la estación de metro ubicada en el barrio bruselense, hizo recordar que la zona ha sido nombrada en reiteradas ocasiones en diversos sucesos protagonizados por yihadistas.

"Voy a limpiar Molenbeek. No podemos aceptar esta situación más tiempo, tenemos que ver cómo atajar el problema, cómo erradicarlo de una vez por todas", enfatizó el ministro federal de interior, el nacionalista Jan Jambon, poco después de la masacre.

Desde entonces, según un informe confidencial creado por la policía y publicado por medios locales, las autoridades han examinado 8.600 casas en el sector, han controlado a 22.668 personas y a 1.600 organizaciones no gubernamentales que trabajan en el barrio. De hecho, el documento apunta a que 102 de esas organizaciones tienen vínculos criminales y 51 con el terrorismo.

Días antes de los atentados en Bruselas, el presunto responsable de los atentados del 13-N en París, Salah Abdeslam, fue arrestado en una vivienda en Molenbeek. Allí habría crecido y tras encontrarse en calidad de prófugo, volvió para esconderse. Con su detención, muchos recordaron que en la misma zona vivió Abdelhamid Abaaoud, considerado el cerebro de los atentados en la capital francesa.

Pero los vínculos de la región con los extremistas islámicos se remontan varios años antes. Bassam Ayachi fundó el Centro Islámico Belga (CIB) en Molenbeek a principios de la década de 1990, una organización que apoyó los puntos de vista radicales pro Al Qaeda y reclutó combatientes yihadistas.

Más tarde, se reveló que Yusef Belhadj, uno de los miembros del grupo que detonó una serie de bombas en el servicio de trenes de Madrid el 11 de marzo de 2004, ataque que dejó 191 personas fallecidas, tenía una vivienda en este distrito. Por ella habrían pasado varios de los responsables de dicho atentado.

En el barrio bruselense también vivió Mehdi Nemmouche, un ciudadano francés radicalizado que había pasado un año en Siria y que en 2014 ingresó al Museo Judío de Bélgica y atacó y mató a cuatro personas.

La zona también se ha caracterizado por el aumento del mercado ilegal de armas. De hecho, uno de estos vendedores fue detenido luego de que se le acusara de vender un arma de fuego a Amedy Coulibaly, identificado como quien ingresó al supermercado judío Kosher de París, en enero de 2015.

Y, del mismo modo, en la investigación del ataque contra el tren Thalys en la ruta Ámsterdam-París en agosto del mismo año, se evidenció que el marroquí, Ayoub El Khazzani, señalado como el autor, consiguió su fusil en Molenbeek.

Con estos antecedentes y luego de la matanza de hace un año, la militarización de la zona fue inmediata y el desprestigio del distrito se consagró. Una situación que ha afectado a quienes residen en el barrio y que defienden las calles que los rodean. "Molenbeek ha retomado un ritmo de vida normal. Se ha presentado nuestro distrito como un nido de yihadistas, y no es así aunque sí", afirmó Ahmed El Khannouss, uno de las autoridades del ayuntamiento de Molenbeek, según consigna el diario El País.

Para muchos, el principal problema es que la joven población de este sector se siente aislada del resto de la capital y abandonada por las autoridades. De hecho, Molenbeek es uno de los barrios más pobres de la ciudad y el segundo con la población más joven de Bruselas. Su tasa de desempleo supera el 20% en adultos y roza el 40% entre los de menos edad.

Ello, según expertos, los vuelve un grupo vulnerable a la radicalización. "El número de jóvenes que se adhieren sin complejos a discursos radicales aumenta (…) Son cada vez más receptivos a las teorías de la conspiración y desafiantes", sostuvo el responsable antiradicalización de Molenbeek, Olivier Vanderhaegen.

Sin embargo, algunos esperan que ahora, con las miradas de las autoridades belgas y de toda Europa puestas en este barrio, el destino del distrito situado en el corazón del quinto continente podría cambiar.
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